No existe una razón única que explique porqué una mujer decide interrumpir su embarazo. Unas lo hacen por falta de estabilidad o consolidación de la pareja; otras porque creen que carecen de la madurez o los recursos económicos suficientes; y otras porque la gestación supone un grave riesgo para su salud o el feto presenta severas anomalías. Las razones son múltiples y los motivos de una mujer pueden ser muy diferentes a los de las otras. Será por una razón o por otra, la realidad en Castellón es que abortar resulta cada vez más minoritario. Durante el último año se han practicado en la provincia un total de 668 interrupciones voluntarias del embarazo, un 11,6% menos que el año anterior y una cifra un 54% menor a la de hace justo una década.

El aborto es una opción (la maternidad, también) y el presidente del PP, Pablo Casado, lleva meses anunciando que, de llegar al Gobierno, derogará la actual ley del aborto de plazos, aprobada en 2010, para volver a la de supuestos aprobada en 1985 por el Ejecutivo de Felipe González y que lo permitía solo en tres supuestos: violación, malformación fetal y grave riesgo para la vida o la salud física o psíquica de la mujer, y que terminaron por interpretarse de forma muy amplia. «Si queremos financiar las pensiones debemos pensar en cómo tener más niños, no en abortar", dijo el mandatario popular.

Pero la realidad, más allá de las valoraciones e intenciones políticas, es que la normativa actual sobre interrupciones voluntarias del embarazo no ha supuesto un aumento del número de abortos. Tampoco en Castellón, donde se ha producido una reducción paulatina. Un ejemplo. Los 668 abortos registrados en el último año en la provincia suponen la cifra más baja en veinte años y una cifra que se sitúa a años luz de la del 2008, cuando se contabilizaron 1.030, según la estadística del Ministerio de Sanidad. Y una cifra todavía más importante: la tasa por cada 1.000 mujeres entre 15 y 44 años, que elimina factores como el aumento o descenso de la población, también se sitúa en Castellón en su cifra mínima (8,06), muy lejos de la media nacional de 10.51 abortos.

Pero, ¿por qué cada año se registran menos abortos en Castellón? La clave está en una combinación de factores. Y uno de los más importantes es la disminución de la población extranjera, así como el descenso del número de mujeres en edad reproductiva. «Que la población inmigrante haya disminuido es una de las causas que explica ese descenso, ya que era más dada a abortar que la española», apunta el doctor Francisco Valero, vocal de la a Asociación de Clínicas acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI) en la Comunitat Valenciana. Junto a ese motivo, Valero hace hincapié en otro factor: la prevención. «Más de la mitad del contenido de la Ley de Reproducción Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo se dedica a la prevención y a la educación. Y, además, en la Comunitat tenemos una de las redes de centros de salud sexual mejores de España lo que, sin ninguna duda, también influye en ese paulatino descenso de las cifras», dice el experto.

Más de la mitad (casi el 68) de las mujeres de Castellón que han abortado en el último año tiene el título de Bachilletaro o ha cursado ciclos de FP, ya tiene hijos (56,3), ha usado métodos anticonceptivos (56,1%) y no ha pasado nunca antes por una interrupción voluntaria del embarazo (64,8). El grupo más amplio de las mujeres que han abortado, el 23%, tenía entre 25 y 29 años. La minoría, el 8,5%, más de 40. No hay cifras específicas sobre menores. La tabla del Ministerio de Sanidad solo indica que, del total de abortos, el 12,27% fueron de 19 y menos años y, de esa cantidad, una de las mujeres que abortó tenía menos de 14 años. «

en CLÍNICAS CONCERTADAS

El grueso de las interrupciones voluntarias se realiza antes de la semana 14 de gestación (durante todo ese plazo el aborto es libre y no hay que alegar ningún motivo) y más del 95% se llevan a cabo en clínicas concertadas y acreditadas por la Administración. Por lo general, la mujer que decide abortar acude primero a su centro de salud sexual y reproductiva y allí solicita la interrupción. Se le hace una ecografía y la Conselleria de Sanitat se pone en contacto con uno de los centros acreditados más cercanos a su residencia. «Tras la intervención, el centro factura a la Administración», describe Valero, que insiste en que el procedimiento es gratuito. «Los centros concertados realizamos casi todas las intervenciones porque en la medicina pública está la objeción de conciencia», añade el portavoz de ACAI en la Comunitat.

Aunque son las menos, también hay mujeres que deciden acudir directamente a las clínicas privadas y costearse ellas la intervención. «Quienes lo hacen pasan de acudir a la Administración o, simplemente, tienen mucha prisa por acabar con su embarazo. Otras creen que acudiendo directamente a la vía privada se garantizan más privacidad, aunque eso no es cierto», explican desde una clínica privada de Castellón. ¿Y cuanto cuesta un aborto? El precio oscila entre los 380 y 600 euros, dependiendo de las semanas de gestación.