Para todos los implicados en el que ya es el Botànic 2os, la mañana de ayer en Les Corts fue, sobre todo, de alivio, al conocer que el pacto a tres había sido finalmente posible, aunque in extremis, con muestra de afecto y abrazos intensos como el protagonizado por el president socialista en funciones, Ximo Puig, y la vicepresidenta de Compromís, Mónica Oltra, al acabar el discurso de investidura del morellano y con los aplausos de toda la bancada del Consell como fondo cálido y sonoro.

En la misma medida se percibió la escasa alegría del lado de la oposición, liderada por la valldeuxense y síndica del PPCV, Isabel Bonig, cuyo rostro durante la intervención de Puig expresó su constante desacuerdo con sus planteamientos.

Entre las visitas, no faltó la de la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, quien se reunió con la exconsellera Mª José Salvador, en su nuevo despacho como vicepresidenta de Les Corts, para luego charlar un rato en una de las cafeterías situadas frente a la sede del Parlament autonómico.

Acudieron también la rectora de la UJI, Eva Alcón, el expresident y exalcalde de Castelló, el popular Alberto Fabra, o el veterano político del PP y exconseller Alejandro Font de Mora.

En todo caso, la mañana comenzó con caras de preocupación e intriga para los diputados castellonenses de los partidos implicados en la crisis del pacto para el Consell, PSPV, Compromís e Unidas Podem, que viraron en sonrisas muy pronto, al conocerse que, por fin, había fumata blanca. Lo que se activó de inmediato y tras la intervención de Puig fueron los corrillos de los negociadores y responsables de las formaciones, como los castellonenses Cesar Jiménez (Podem), Mònica Àlvaro y Vicent Marzà (Compromís), con socialistas como Manolo Mata o José Muñoz.