La decisión del comité federal del PSOE de facilitar la investidura de Mariano Rajoy con el voto, entre otros, del secretario general del PSPV y líder del Consell, Ximo Puig, ha dado profundidad al disgusto de bases y no pocos cargos socialistas en la provincia de Castellón y en toda la Comunitat quienes, sin embargo, o bien callaron, o mantuvieron ayer un perfil bajo en sus valoraciones, con apenas excepciones y ninguna de carácter estratégico.

En el día después del esperado y temido visto bueno a la abstención, Puig, quien tendrá que responder en el pleno de Les Corts del próximo jueves a las preguntas de Compromís y Podemos sobre el camino abierto por el PSOE, negó que la posición fuera «un viraje histórico» y la etiquetó como «un desbloqueo instrumental» ante la disyuntiva de afrontar unas terceras elecciones.

Dejó claro que no cabe la libertad de voto de los parlamentarios socialistas, ya que, «una vez se llega a un órgano colegiado y se toma una decisión, se ha de acatar», porque «compromete a todos, no a una parte, es colectiva y no personal». En una línea similar se pronunció el vicesecretario de Organización del PSPV, Alfred Boix, quien vino a justificar el visto bueno a permitir otro gobierno del PP como el mal menor.

los partidarios del ‘no’ // Del lado de los partidarios del no, si la consellera de Sanidad y reconocida sanchista, Carmen Montón, optó por el silencio, el portavoz en Les Corts del PSPV, Manuel Mata, se mostró contrario a la decisión del PSOE, pero negó presiones en el seno del comité federal, en el que, dijo, cada dirigente se expresó «con total libertad».

En Castellón, quien no se pronunció fue la alcaldesa de la capital y presidenta de la agrupación local del partido, Amparo Marco, quien se había posicionado del lado del exlíder federal, Pedro Sánchez, mientras que el secretario provincial del partido, Francesc Colomer, identificado también con el no, se limitó a apelar a que «la decisión ya se ha tomado», y dijo que «ahora lo que toca es convocar lo antes que sea posible un gran congreso de refundación, en el que se revise todo, menos los valores».

Tampoco quiso entrar a valorar lo que «ya está hecho» el secretario de Ports Maestrat, Evaristo Martí, quien, aunque aseguró que «todos lo lamentamos», instó a no entrar en un discurso de «vencedores y vencidos, sino todo lo contrario, siempre adelante». Pidió una «oposición firme y contundente» al PSOE, y también «un congreso federal, en el que se debatan las ideas y se defienda lo que los ciudadanos necesitan».

el rechazo claro // Desde el movimiento que sigue recogiendo firmas para exigir a la gestora la celebración urgente de un congreso extraordinario y la elección del secretario federal por primarias, hubo rechazo, pero sin entrar a hacer sangre. La miembro del comité federal, Susana Ros, criticó el «resultado negativo con consecuencias graves para el partido, porque no se ha consultado a la militancia»; y el secretario de la Plana Baixa, Juan Miguel Salvador, señaló que «la gente que está en la gestora no está en contacto con la realidad de la calle», en referencia al clamor entre la militancia en contra de permitir que gobierne Rajoy pero, sobre todo, de la forma en que se forzó la salida de Sánchez.

Guardaron silencio por su parte los jóvenes alcaldes y cargos socialistas y los firmantes de su manifiesto en contra de la abstención, y el secretario del Alto Palancia, Amadeo Edo, cuya ejecutiva emitió el sábado una resolución en la que tachó las dimisiones de los barones de «maniobra torticera». Tal vez la única voz de dureza sin ambages fue la del secretario general de la ciudad de Castellón, Francisco Gil. Dijo que seguirá «en la brecha», culpó a «la mayoría» de dirigentes socialistas de «mentir» y escribir «una de las páginas más negras de la larga historia del PSOE». H