Cientos de castellonenses pasaron la mañana de ayer por el Aeroclub de Castellón para adentrarse en la cultura de los deportes aéreos en un momento de tranquilidad para los aficionados después de que el alcalde, Alfonso Bataller, garantizara esta semana la actividad en este entorno por algunos años, puesto que el proyecto de la Ciudad de las Lenguas no se ejecutará de momento.

Una exposición estática de aeronaves y otra de aeromodelos embellecía el recinto del Aeródromo del Pinar, que también ofreció vuelos de aviones y ultraligeros, saltos en paracaídas y vuelos de ala delta y paramotor para los visitantes, hasta que el viento lo permitió. La cita, además, tuvo un carácter solidario. La Asociación Europea contra la Leucodistrofia (ELA) estuvo presente informando sobre las dificultades que tienen que pasar los niños y las familias afectadas por la enfermedad y aceptando donaciones. Los beneficios fueron a parar a la asociación, “orgullosa y satisfecha” de poder dar a conocer su complicada afección. Se regaló por cada donación un vuelo de divulgación bajo los mandos de experimentados pilotos, como instructores, comandantes de líneas aéreas y también varios miembros del equipo nacional.

La mañana fue un goteo constante de público. ¿Los que más disfrutaron? Los niños. Los más pequeños se lo pasaron en grande caminando alrededor de las avionetas e incluso subiendo a la cabina del piloto. “Podemos volver otro día”, le exclamaba una niña a su padre, encantada por lo visto en el aeródromo, en el que también instalaron castillos hinchables y juegos. Si la exposición de aeronaves destacó por su espectacularidad entre el público la de aeromodelos y drones lo hizo por el interés que despertó. Contaban desde la organización que muchos de los asistentes preguntaron por el funcionamiento de los, ahora de moda, drones. “Soy un profesional del audiovisual y he venido a coger ideas para poder grabar vistas aéreas con estos aparatos”, contaba a Mediterráneo uno de los asistentes. H