La afición taurina de la provincia de Castellón se echó a la calle para reivindicar sus derechos. Todos a una, aficionados de bous al carrer, ganaderos, toreros, banderilleros, médicos... No faltó nadie a la cita. Hartos del ninguneo que este sector está sufriendo, pretenden reivindicar los derechos de la tauromaquia como parte fundamental de la cultura y protestar contra la discriminación a la que está siendo sometida desde el Gobierno, y también contra la apropiación partidista que está sufriendo. La afición acudió a la llamada, con más de dos mil participantes, según datos de la organización, que pasearon con pancartas y banderas por el paseo Ribalta, frente a la plaza de toros, lugar donde a las ocho en punto, el ganadero Daniel Ramos leyó un manifiesto. «Somos el mundo del toro, somos brutos y sabios, del sol y la sombra, de derechas y de izquierdas. Somos de la calle, de la cuerda y de la plaza», afirmó en el texto, después de guardar un minuto de silencio por las víctimas del coronavirus. «Nuevos poderosos, en nuevos tribunales de inquisición, pretenden de nuevo prohibirnos. Pero tampoco podrán, porque la cultura no se censura, la cultura no se puede limitar ni reprimir», concluyó Ramos.

EL TOREO, AL COMPLETO. Muchas caras conocidas se vieron durante el paseo. Los ganaderos, casi al completo: Daniel Ramos, Pedro Jovani, Sergio Centelles, Mansilla, Germán Vidal, El Gallo, Domínguez... y un largo etcétera. Todos los matadores de toros de la tierra: Paco Ramos, Abel Valls, Varea, Soler padre e hijo, alumnos de la Escuela de Tauromaquia, así como numerosos banderilleros capitaneados por Josele.

La plaza de toros atestiguaba silenciosa mientras veía pasar la marea de aficionados, todavía con los vestigios de una Magdalena fantasma que nunca se celebró, una de las primeras víctimas de la pandemia. Los muros encalados, los portones cerrados, los carteles tenuemente despegados como lágrimas de un sueño que se convirtió en pesadilla. ¿Cuándo despertará la fiesta taurina?

De momento se despereza con incertidumbre, pero con ilusión en los ojos de la afición, como se vio ayer tarde en los cientos de rostros enmascarados, de que pronto vuelvan los toros a la plaza o a las calles Castellón.