La evolución del gráfico de casos acumulados habla por sí sola. Lo que durante las semanas finales del estado de alarma era una meseta, en el mes de agosto se ha convertido en una pico importante más parecido a un perfil de alta montaña. Agosto, el mes veraniego por excelencia de comercios cerrados y playas repletas, ha sido el fin del control de la epidemia. Los contagios se han multiplicado, hay 16 veces más casos activos que a final de junio y la detección de positivos en 24 horas batió dos veces el récord: primero el miércoles con 772 y luego el jueves con 829 dejando atrás el tope del 28 de marzo, en plena escalada pandémica, en 750.

Cierto es que los datos pueden mentir si no se les mira bien en los bolsillos. Las cifras que nos deja agosto no se pueden comparar en bruto a las de marzo. En aquellos momentos el virus era un absoluto desconocido y la incertidumbre desbordaba cualquier tipo de control. Los pocos tests que se hacían era a aquellos que acudían al hospital con infecciones respiratorias y claros signos de avance del virus. Se desconocía el alcance de los asintomáticos y prácticamente un 30 % de las pruebas realizadas a finales de marzo habían dado positivo.

La mayor capacidad de rastreo hace que en agosto ese porcentaje se reduzca drásticamente. Por ejemplo, el máximo de casos detectados fijado en 24 horas fue el que se dio entre el miércoles y el jueves. Los 829 positivos se detectaron tras realizar 9.403 pruebas PCR, donde un 8 % confirmó existencia de virus. Este tipo de datos arrojan luz para saber que en marzo los tests sólo podían enseñar la punta del iceberg en forma de neumonías. Hoy, sin conocer el alcance real de contagiados, la visión es mucho más amplia y el hielo que estaba bajo el agua comienza a salir a flote.

También ha cambiado el perfil de las personas a las que se le detecta el virus. Hoy son los jóvenes la franja de edad en la que se considera que mayor incidencia de transmisión tiene el virus. La mayoría de ellos no suele tener apenas incidencia en la enfermedad y muchos son asintomáticos lo que dificulta el rastreo, aunque el 8% de las 332 personas ingresadas en las UCI valencianas tiene entre 16 y 34 años.

¿Esto significa que el mes de agosto no ha sido tan malo y los mensajes son excesivamente alarmistas? No. No se detecta un aumento de los contagios si no hay transmisión por muchos test de más que se realicen. Los aumentos de positivos son preocupantes según han ido reconociendo semana tras semana las autoridades sanitarias. Y especialmente todo aquello que va de la mano de un crecimiento de las infecciones.

Cinco veces más ingresados

A finales del mes de junio, con el reciente fin del estado de alarma, la Comunitat Valenciana contaba con 314 casos activos, los hospitales valencianos registraban 60 personas ingresadas, dos de ellos en cuidados intensivos y el total de fallecidos se situaba en 1.475 desde marzo. A partir de mediados de julio hay un cambio de tendencia. De hecho, casi la mitad de todos los positivos detectados por PCR desde marzo (23.337 contagiados) son del último mes y medio: 11.861 positivos entre marzo y el 15 de julio y 11.476 desde entonces.

Agosto empeoró todos los registros. Los casos activos (a 28 de agosto) multiplican por 16 los de finales de junio hasta alcanzar los 5.124. Los hospitales de la Comunitat cuentan hoy con 312 personas ingresadas, cinco veces más que a finales de junio y 40 de ellos están en cuidados intensivos. Además, si en julio se registraron 4 fallecidos por covid y hubo 20 días sin decesos por esta infección, en agosto se han vuelto a elevar hasta los 30.

Todos estos datos son los que han llevado tanto a las administraciones a volver a imponer medidas de contingencia, limitaciones a reuniones sociales o cierre de negocios. Todo con la vuelta a las clases en dos semanas. Agosto será recordado como el mes en que la contención de la pandemia se fue de vacaciones.