Las personas que viven del campo en Castellón «han demostrado su fortaleza y han dado una respuesta eficaz para garantizar el abastecimiento, por lo que estamos en deuda con el sector primario, tan poco valorado en los últimos tiempos y, por lo tanto, debemos apoyarles en sus reivindicaciones». Estas palabras no corresponden a un líder de organización agraria, sino al presidente de la Confederación Empresarial Valenciana de Castellón, Sebastián Pla, en una reciente entrevista concedida a Mediterráneo. El confinamiento de la población durante el estado de alarma no solo paralizó los terrenos de cultivo, sino que en segmentos como los cítricos hubo un aumento de la demanda.

Con toda la fruta ya recogida, la agricultura provincial entra en la nueva normalidad con una situación muy semejante a la de antes de la pandemia, marcada por la escasa cotización para los productores, y los mismos interrogantes sobre el futuro ante frentes como la competencia de países terceros o un reparto de las ayudas que posibilite una mínima subsistencia.

El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, recordó que el coronavirus interrumpió las movilizaciones de protesta por las bajas retribuciones para los labradores. «Pronto volveremos, ya que incluso en el caso de los cítricos se ha batido un récord de exportaciones, pero ese aumento apenas ha revertido en nuestros bolsillos». Una idea parecida es la del presidente de Fepac-Asaja, José Vicente Guinot. «Volveremos a convocar tractoradas, porque los sectores esenciales hemos recibido buenas palabras en estos meses pero los problemas siguen ahí», expuso.

PERSPECTIVAS / A diferencia de otras facetas de la economía castellonense, el fin del estado de alarma no supondrá un notable aumento de la actividad de la agricultura, puesto que buena parte de su movimiento se debe a los cítricos, cuya recolección en las variedades tempranas no llegará hasta el otoño. Guinot indica que ya hay «unas primeras perspectivas correctas, con precios que rondan los 22 céntimos por kilo en los primeros tratos, y una estimación de volumen que toneladas cercana a la de un año normal». En el 2019-2020 descendió a casi la mitad, como consecuencia de la catastrófica caída de precios de la campaña previa y las inclemencias del tiempo.

Consumidores de toda Europa, y también en el mercado interior, consideraron que el consumo de vitamina C era un posible aliado contra la expansión del covid-19, con la aceleración del movimiento en almacenes y campos de recolección. Para los próximos meses quieren aprovechar el tirón y colocar variedades como la clemenules en las primeras preferencias de los clientes.

En cuanto al secano, los vaticinios de las organizaciones son poco halagüeñas. «Los precios están siendo malos en aceite o frutos secos como la almendra, y esto perjudica de manera especial a las localidades en riesgo de despoblación», comentó Peris.