Unos quieren evitar cualquier resquicio de herbicidas y fertilizantes en su despensa. Otros buscan tomates y lechugas que sepan a tomates y lechugas de verdad. También los hay que desean poner su granito de arena a la lucha contra el cambio climático... detrás de cada decisión hay un motivo diferente pero lo cierto es que palabras como biológico, orgánico o ecológico están cada vez más de moda en Castellón. Y todas se refieren a lo mismo: a un tipo de alimentos que se elaboran sin sustancias químicas, con normas exigentes sobre bienestar animal y cuidando los recursos naturales para que afecten lo mínimo al medio ambiente. ¿Consecuencia? La agricultura, ganadería y agroindustria eco se ha convertido en uno de los sectores más rentables del campo provincial. Y cada vez más.

Lo que en la década de los noventa arrancó con un pequeño grupo de agricultores que cultivaban hortalizas sin pesticidas, hoy se ha convertido en un potente sector que en la Comunitat Valenciana ya factura 452 millones de euros al año. En Castellón la tendencia es la misma y de enero a octubre del 2019 los números han vuelto a dispararse. En nueve meses, la superficie certificada ha pasado de 15.514 hectáreas a 18.845 (21,4%) mientras que la cifra de operadores ha aumentado otro 6%, desde los 284 a los 300, según datos del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana (CAECV).

La producción ecológica sigue sin tocar fondo en Castellón y si se comparan las cifras de ahora con las de hace tan solo cinco años, la evolución todavía es más espectacular: de las 8.098 hectáreas del 2014 se ha pasado a 15.500 y de los 174 operadores a los 300. O lo que es lo mismo: casi el doble en tan solo un lustro. «La evolución que está experimentando el sector en los últimos años nos invita a pensar que no va a ser una moda pasajera, sino que la agricultura ecológica ha venido para quedarse. Además, todas las políticas que se están poniendo en marcha en los últimos años, tanto a nivel local, nacional como europeo, nos están diciendo que en el futuro, la agricultura, o será ecológica, o no será», argumenta José Antonio Rico, presidente del CAEV.

NADA DE PRODUCTOS QUÍMICOS

Pero, ¿qué es ecológico? «La agricultura ecológica, se puede definir de manera sencilla como un compendio de técnicas agrarias que excluye normalmente el uso, en la agricultura y ganadería, de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales», explican desde el Ministerio de Agricultura. En España, la agricultura ecológica se encuentra regulada legalmente desde 1989. Los agricultores, acuicultores, apicultores y ganaderos que escogen este modelo tienen que someterse a un órgano de control que depende de cada comunidad autónoma. Y quienes lo cumplen (obtener el certificado no resulta una tarea fácil) reciben un logotipo verde con estrellas formando una hoja que certifica que los productos proceden de la producción bio.

Queso de Catí es una de las empresas de Castellón que tiene el certificado ecológico. Hace 17 años decidieron apostar por una línea de quesos de cabra bio que cuenta con un público muy fiel. «En la Comunitat somos los únicos que elaborados queso de cabra ecológico y si llevamos tanto tiempo es porque la demanda existe y, además, va al alza», cuenta el gerente, Miguel Vives.

CADA VEZ MÁS CURSOS

A primera vista, nada diferencia a un queso de cabra ecológico de otro que no lo es. «En sabor tampoco», explica Vives, La diferencia está en la materia prima. «La alimentación del animal es a base de piensos ecológicos y viven en espacios abiertos», describe. Lo que sí cambia es el precio del producto final, que es más elevado. «El coste de la leche es más alto y, por lo tanto, el precio del queso también», sentencia Vives. El queso ecológico de Catí se vende en pequeños comercios de la provincia, supermercados, herbolarios y también en algunos establecimientos europeos, sobre todo de Alemania, Francia e Inglaterra.

Los productos bio se hacen un hueco en el mercado y cada vez son más los profesionales que ven en este sector una salida laboral. Un ejemplo es el curso de agricultura ecológica de Vila-real, que cada año organiza la asociación Temps de Sembra en colaboración con el Ayuntamiento. «El objetivo es concienciar sobre la importancia de usar este tipo de agricultura", dice Anna Claramonte, coordinadora de unos cursos que van por la octava edición. Burriana también proyecta clases similares y en Castelló el Sindicato de Riegos ha apostado para este año por un plan de abono orgánico que permitirá certificar el cultivo en ecológico