Sábado de agosto. Son las 11.00 horas de la mañana y el movimiento es notable en el embalse de Sitjar. Son muchas las familias que se acercan para pasar el día junto a las aguas azules del embalse, mientras la furgoneta de una de las empresas de Ribesalbes que alquila kayaks baja embarcaciones para un grupo que espera para practicar este deporte de aventura.

Esta intensa actividad se explica en buena medida porque el pantano se encuentra al 83% de su capacidad, más de 25 puntos por encima de la misma semana del 2018 y casi 15 más que en la media de la última década. No es una excepción, pues el conjunto de las infraestructuras hídricas de Castellón presentan una imagen muy similar, de forma que el agua para regadío y consumo está garantizado para todo el año, a diferencia de lo que pasa en comarcas como Els Ports, donde la sequía sí causa estragos en los ganaderos. Lo mismo ocurre en otros muchos puntos de España (algunos habitualmente húmedos, como Galicia o el País Vasco), donde ya se ha decretado la alerta meteorológica y las administraciones estudian soluciones y redactan planes de actuación.

LA LLUVIA DE ABRIL, CLAVE // A finales de julio, los embalses de Castellón estaban al 54,3% de su capacidad, mientras que en el mismo momento del año anterior apenas llegaban al 34,8%. El presidente del Sindicat Central d’Aigües del Millars y vicepresidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Enrique Font, atribuye este hecho a las intensas lluvias que cayeron en abril en la cabecera de los ríos, especialmente el Millars, que es el que abastece a los pantanos más importantes. Durante el episodio de gota fría de Semana Santa cayeron más de 110 litros por metro cuadrado en el observatorio que la Agència Valenciana de Meteorologia tiene en el embalse de Arenós, en Montanejos. Río arriba, las cifras fueron incluso superiores, alcanzando los 150 litros en algunos puntos.

En aquel momento Arenós, un pantano que por problemas de seguridad nunca ha podido llenarse del todo, llegó a su récord histórico, al embalsar 98 hectómetros cúbicos (hm3). Esa abundancia se aprovechó para realizar las primeras pruebas cara a la próxima construcción de un aliviadero que debe permitir alcanzar los 100 hm3 de forma continuada. El test, que consistía en probar un hormigón de altas prestaciones que evite las temidas filtraciones, salió bien, de forma que la CHJ tiene el visto bueno técnico para acometer unos trabajos que, no obstante, aún no tienen fecha de inicio ni presupuesto.

Finalizado esta prueba, el embalse soltará agua de forma progresiva hasta el próximo septiembre, cuando debe almacenar un máximo de 52 hectómetros cúbicos (hm3) para evitar avenidas en el caso de que se produjera un episodio de gota fría. Actualmente, la infraestructura todavía cuenta con 68 hm3, lo que supone que está a mitad de su capacidad.

Con las cifras actuales, los agricultores que dependen del agua de los embalses tienen el riego garantizado para lo que resta de año. Así lo aseguraron tanto Font como varios representantes de sindicatos de riego de la Plana Alta y la Plana Baixa. «Si el otoño volviera a ser húmedo, casi podemos afirmar que no habrá problemas ni el 2019 ni el 2020», incidió el representante de los regantes. Y eso, en un contexto de cambio climático y de crisis citrícola, no deja de ser un alivio para quienes se dedican al sector primario.

PROVINCIAS ‘SECAS’ // Mientras, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ya ha decretado la sequía en áreas de provincias como la Coruña, Burgos, Bizkaia y Huesca, así como en el sur de Castilla y León, Madrid, Extremadura, Castilla-la Mancha, Tenerife y la Palma. En Galicia, 87 ayuntamientos ya preparan planes para enfrentarse a una situación novedosa para muchos de ellos.