Son cerca de las 11.00 de la mañana. Un grupo de transeúntes fuma plácidamente un cigarro en los exteriores del antiguo pabellón polideportivo de la Juventud, en la avenida Benicàssim de Castelló, convertido, por mor de la pandemia del coronavirus, en un nuevo albergue, con el nombre de Castalia. Un recinto que amplia los recursos municipales para acoger a personas sin hogar. Protegidos casi todos ellos con la más que recomendada mascarilla y guantes, y guardando la distancia de seguridad, sonríen ante la confianza palpable de que tienen un sitio donde comer y dormir. Un espacio absolutamente vallado y al que es casi imposible entrar sin estar en posesión de una autorización especial.

Y es que la caridad y la justicia social en tiempos de la ira no están confinadas. La emergencia sanitaria y social provocada por el covid-19 ha generado una suma de esfuerzos entre el Ayuntamiento de Castelló y Cáritas Diocesana para atender a los sintecho, y que puedan disponer de las medidas necesarias de protección y ayuda para prevenir contagios. Un proyecto que surge de la ampliación del convenio de colaboración entre la Concejalía de Bienestar Social del consistorio castellonense y la oenegé caritativa de la Iglesia católica.

De esta forma, para Cáritas este nuevo recurso social «significa un signo de la preocupación de la Iglesia diocesana por las personas más vulnerables, en un incesante trabajo, día a día, para que esta incipiente crisis les afecte lo menos posible», proclama el director de esta institución social de la diócesis de Segorbe-Castellón, Juan Manuel Aragonés.

«SERVICIO A LOS DEMÁS» // Unos recursos y servicios que representan «el compromiso y las emociones por la solidaridad, la ayuda y la entrega a los demás desde el corazón», señala Aragonés, «como ADN de la acción social de la Iglesia, al servicio a los demás, a los más necesitados». Por su parte, el concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento de Castelló, José Luis López, detalla que el nuevo albergue, «de carácter provisional hasta que acabe la pandemia del coronavirus, tiene capacidad para 45 personas y ofrece servicios de duchas, higiene, lavandería y alimentación», explica el edil, que resalta la voluntad del consistorio, en su gestión, «de ayudar a las clases más desfavorecidas de la sociedad.

En este sentido, López asegura que «las instalaciones cuentan también con unidades de limpieza, desinfección y vigilancia diaria y nocturna». Un recinto que dispone como personal a varios integradores sociales, facilitados por Cáritas, así como un coordinador para supervisar el adecuado funcionamiento de las medidas de seguridad y sanitarias correspondientes ante esta situación de emergencia nacional.

El coordinador es Juan Domingo. Señala que los ciudadanos acogidos en este espacio «están confinados las 24 horas. Solo puede salir una persona al día para comprar tabaco, y también para las visitas médicas obligatorias».

Los acogidos en este recurso social tienen todo el día organizado, «desde las 7.30 horas, cuando se levantan, hasta las 22.00, cuando se van a dormir, con un conjunto de actividades que incluyen talleres de formación y de reinserción laboral su formación», resalta.

En cuanto a la procedencia de los acogidos, el 50% son españoles, y el otro 50%, extranjeros, «fundamentalmente magrebís y de los países del Este», concluye el coordinador del albergue de Castalia, consciente de la ingente labor que realiza ahora ante la pandemia del coronavirus.