Una semana después de su nombramiento oficial y 72 horas desde que tomó posesión de la vara de mando, la nueva rectora de la UJI, Eva Alcón (Castellón, 1963), tiene ya documentación que firmar sobre la mesa de su despacho, mientras apura la reunión semanal, la segunda ya, de su equipo de gobierno, en la sala contigua. Con la ventana abierta, desde donde ver el campus, que tiene ‘colgado’ en un gran cuadro en la pared, como su antecesor, Alcón abre su nueva etapa hasta el 2022 al frente de Riu Sec, con muchas reivindicaciones y las cosas claras: “Tenemos una UJI potente, pero el objetivo siempre ha sido, es y será trabajar más para hacerla crecer”.

-El rector Climent se despidió diciendo que dejaba una UJI saneada económicamente y entre las mejores del mundo, en el ‘top 500’ de Shangái. ¿Cómo se la encontrado?

-Creo que debemos huir de personalismos, en el sentido de que mi intención es trabajar con voluntad de servicio público, como hemos trabajado siempre en la UJI, y gracias al compromiso institucional de los cinco rectores estamos en este punto. La intención es mejorar lo que ya tenemos. ¿Cómo? Dando respuesta, por un lado, al programa electoral que presentamos en la Candidatura Per l’UJI y respondiendo a las condiciones socioeconómicas, que irán evolucionando en estos años.

-¿Y con qué han empezado?

-Llevamos poco tiempo. Y hemos dedicado muchas horas a temas administrativos, por ejemplo, al traspaso, a la delegación oficial de competencias a los vicerrectores, a dotarles de firma electrónica, por la que cada vicerrector podrá tramitar directamente muchos procesos, haciendo una UJI más ágil, intentando ser más dinámicos y que los problemas administrativos no nos paralicen para llegar donde queremos. No hemos empezado ni por un 1 ni un 2. Sino que cada vicerrector está analizando su área y hacemos reuniones monográficas para ver políticas transversales. No serán departamentos estancos, porque queremos simplificar los procesos. Y además, está la actividad diaria del campus, que no para. Estamos en esa primera fase, pero quizás lo más inminentes será impulsar más la investigación.

-En este mes desde que fue elegida ha conseguido arrancar al president de la Generalitat, Ximo Puig, el compromiso firme de inyectar a la UJI dinero para acabar la facultad de Medicina, después de meses de reivindicaciones y promesas… ¿Cómo ha sido este proceso?

-Era y sigue siendo una prioridad. Para el anterior rector y para mí. Desde el primer momento expliqué a la Generalitat la necesidad de la UJI, sí, pero también de toda la sociedad de Castellón, de tener esta facultad terminada y de consolidar los estudios, para dar servicio al territorio. Y atendiendo a que, con todas las limitaciones que tenemos en la universidad pública de Castellón, nuestros alumnos han conseguido posicionar a la UJI la mejor nacional en los exámenes MIR. Pero así no podemos seguir. No es sostenible. Mire, tenemos todo el profesorado de las áreas clínicas como asociado, y debería ser vinculado. Para solucionarlo, espero reunirme en breve con la consellera de Sanidad, Ana Bravo. Hemos de mejorar las prácticas sanitarias, garantizadas, para que los alumnos estén 100% atendidos donde deban. Y acabar la facultad. No es viable que profesores y alumnos vayan de un edificio a otro, para dar clase, los laboratorios… Afortunadamente, el president se ha comprometido a darnos el dinero para licitarlo antes de final de año y empezar a construir el año que viene.

-Tras su etapa en Les Corts. ¿hay más línea directa UJI-Consell?

-Todos, la Generalitat y las consellerias, y la UJI, somos administración pública y trabajamos por servicio público. Y hemos de hacerlo juntos. Esta es la forma de trabajar, siendo capaces de trasladar al Gobierno autonómico nuestras necesidades y que nos respondan en tiempo y forma, ágil.

-Dijo el día de su toma de posesión que pedirá una reunión urgente con el conseller de Educación, Vicent Marzà, para “ver temas pendientes, priorizarlos y temporalizarlos”, dijo. ¿Nos avanza alguno?

-La primera reunión me gustaría que fuera abierta, para que la UJI pueda poner sobre la mesa lo que nosotros queremos y que la Conselleria pueda hacer lo mismo. Y ponerlo en común y ver cómo lo ponemos en agenda. Pero lo prioritario, además de consolidar Salud, es abordar los títulos, ver si es el momento para crear un solo mapa de las cinco universidades públicas valencianas, y estudiar perspectivas de nuevos dobles grados, si ampliamos y consolidamos los que ya hay. Y queremos trabajar con otras áreas de Educación, como la del Multilingüismo, para impulsar planes de actuación para mayor conocimiento de las lenguas y un mayor uso, cara a incrementar la empleabilidad de los titulados. No podemos esperar que los alumnos lleguen a la universidad para que aprendan inglés, deben venir enseñados y en el campus, usarla, mejorarla. Aprovechemos que estamos en un territorio bilingüe, donde aprender una tercera lengua es más fácil.

-¿Cree posible ampliar o rebajar la oferta de la UJI?

-Quedaría muy bien que le contestara que sí. Pero creo que no hay que acumular grados, sino, primero ver junto a los centros qué tenemos y hacia dónde podemos ir para diferenciarnos; hacer estudios de viabilidad y, sobre todo y fundamental, considerar la empleabilidad de un nuevo título. La inserción laboral será clave a la hora de ampliar la oferta, será el eje del nuevo mapa de grados de la UJI. Las universidades debemos ser valientes y analizar qué tenemos una y las demás, y hacia adónde queremos ir. Porque nuestros recursos son compartidos, y damos servicio público. Por ejemplo, debemos ver si la caída de la demanda de un título es coyuntural o crónico, si hay salida… y valorar si hace falta implantar la misma carrera en Castellón, Valencia y Alicante, por ejemplo, Medicina. Debemos preguntarnos: ¿hay suficientes médicos? ¿O maestros?

-La preinscripción para el próximo curso ya está en marcha, con una rebaja de las tasas de aproximadamente unos 200 euros de media con respecto al 2016. ¿Es suficiente?

-La política de tasas le corresponde al conseller. Es la Generalitat quien lo debe decidir, e implica más cuestiones económicas. Pero sí puedo decirle que hay que conseguir más becas. Ese es otro eje de nuestras políticas estudiantiles.

-¿Cómo se puede hacer?

-Que conste que agradecemos el esfuerzo del Consell, que ha incrementado las becas, en cifra y tipologías, pero deberíamos sentarnos para analizar qué programas hay, propios de la UJI, autonómicos, nacionales e incluso internacionales para ir complementándolos, unificando convocatorias y haciéndolas más ágiles y fáciles. El objetivo: que lleguen a más alumnos. Como universidad pública, la UJI debe reforzar las becas para que todo el que quiera estudiar en la UJI pueda. Por ejemplo, creo que debería haber más becas salario. Es una muy buena iniciativa. Y además, si queremos, y lo queremos, tener un estudiante con perfil internacional, esto cuesta dinero, y no todas las familias se lo pueden permitir, porque las becas actuales no dan para pagar una estancia al 100%, y hay que generar igualdad de oportunidades. Y eso cuesta dinero. Pero, por ejemplo, los patrocinios, de empresas o instituciones, deben jugar un muy buen papel. Ya lo estamos viendo. Por este lado tenemos mucho horizonte aún.

-Financiación, o más bien infrafinanciación, han sido palabras clave en el discurso de la UJI en los últimos años. Y no solo Castellón, sino València y Alicante, como único sistema universitario, como usted aboga. ¿Urge llegar a un acuerdo? ¿Lo ve posible?

-Lo veo necesario. Y sí, urgente. Para ser sostenibles. Entiendo que la infrafinanciación primera que hemos de reivindicar es la que sufrimos los castellonenses de Madrid, pero cae en cascada sobre las universidades, y eso no es viable.

-¿Cree que con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez hay visos de mejorar la situación?

-Parece. Pero como mínimos, como a todos los gobiernos, creo que hay que darle un margen de confianza de 100 días. Todos los cambios son positivos porque generan confianza y expectativas… y esperemos que no demasiadas frustraciones. Es muy importante, por la infrafinanciación universitaria, que los campus entren en la agenda política. De momento tenemos un Ministerio de Ciencia e Investigación, y otro de Educación. Hay que buscar precisamente un pacto nacional por la Ciencia y por la Educación para dar estabilidad a estas áreas, vitales para la sociedad. Y una Ley de Universidades para tener más autonomía y no depender tanto de un gobierno que entra o sale, y siempre rindiendo cuentas a la sociedad, desde la transparencia. Estar en la agenda política supone más recursos y eso, más autonomía universitaria, que viene de la autonomía financiera.

-¿Qué necesitaría más la UJI de subvención ordinaria del Consell para ir bien?

-Queremos lo que nos corresponde. Ahora mismo, en el 2018, la UJI mantiene el nivel de subvención ordinaria constante desde el 2010, un 9,2% del total para las cinco universidades públicas valencianas. Y, además, la cantidad global sufrió una rebaja del 18% entre el 2012 y el 2014, años en los que la universidad sufrió económicamente y se apretó mucho el cinturón. Pero es que, precisamente en esos años, la Jaume I ha crecido, con una Escuela de Doctorado, y unos nuevos estudios, los de Ciencias de la Salud. Y hemos modificado nuestro peso en el conjunto autonómico. Considerando solo cifras de estudiantes de grado y máster, en el 2010 representábamos el 9,5% y en el 2017/18 somos el 11%, por eso, y aunque es difícil de precisar la cantidad exacta, le digo que si de los 700 millones que se destinan a la subvención ordinaria, se nos diera lo que nos toca, el 11% y no el 9,2%, deberíamos percibir 13 millones más que ahora. Y eso, sin tener en cuenta los datos de investigación, que han aumentado su peso específico.

-Presentó 10 retos para los próximos cuatro años, que van desde la internacionalización de la UJI y de Castellón, más dobles grados, y ‘on line’, más sinergias con el territorio, ser motor de transformación del modelo productivo, la Universitat d’Estiu, llegar a un nuevo pacto para la financiación estable, consolidar Salud, y más contacto con los estudiantes. ¿Cuál será la calendarización?

-Pues depende. Lo que nos implica solo a la UJI será lo más rápido, como establecer nuevos canales con los estudiantes. Ellos son lo primero. Y, a la mayor brevedad posible quiero reunirme con ellos, para ver políticas activas y por hacer y hacerles copartícipes. La vicerrectora ya se ha puesto en marcha. Y también en la transferencia a la sociedad, y la recuperación del talento UJI a través de un nuevo programa por el que queremos rescatar a investigadores salidos del campus para abrir nuevas vías, nuevos trabajos, nuevas miradas. Es vital. Pero hay retos que no dependen de nosotros, sino también de los centros, como los nuevos grados, que los queremos dobles, internacionales y on line, y de la Administración, como el mapa de títulos, la financiación, la política de becas o consolidar Salud. Pero seguiremos reclamando. Lo mismo que la Universitat d’Estiu, para lo que hay que hablar con muchos estamentos. Y ser un campus digital es sí o sí, siendo más transparentes, en la gestión o, por ejemplo, retransmitiendo por streaming los claustros.

-¿Se plantea un futurible, tras cuatro u ocho años en el Rectorado de la UJI, volver a la política?

-Soy una persona a la que le gusta vivir el presente, y me encantan los retos, los proyectos. Y ahora es el rectorado de la UJI, una Casa que nunca he dejado, ni cuando estuve en política, en mis tareas docentes e investigadoras. ¿Dentro de cuatro u ocho años? No sé. Ahora toca ilusionarnos con nuestro proyecto de universidad e ilusionar a toda la comunidad universitaria. Y me gustaría, para ello, implicar y trabajar de la mano de todas las Administraciones.

-Primera rectora de la UJI en 27 años, segunda de la Comunitat, sexta en España. ¿Qué significa, ahora que ya es oficial?

-Llegar a rector es un honor para todo universitario. Pero ser rectora es, a la vez, un honor y una responsabilidad, porque estamos visibilizando que las instituciones pueden ser lideradas por mujeres, y eso es importante. Porque hace mucho tiempo que mucha gente viene reivindicando esa igualdad, y supone un triunfo de todos, y responde a razones históricas. Y mirando al futuro es un mensaje para las generaciones que vienen: las mujeres pueden estudiar lo que quieren, llegar donde quieren. Y eso es un cambio de paradigma, sin roles de género, que hemos de lograr entre todos desde la educación y la familia. No es una opción, es una obligación.