Recogedores, cubos, tinas... cualquier objeto era ayer bueno para achicar agua en las más de 200 viviendas afectadas por las inundaciones en la playa de Almassora. La localidad pelea por recobrar la normalidad tras una histórica tromba de agua, que dejó el miércoles más de 150 l/m² en tan solo 24 horas y obligó a desalojar a más de 40 vecinos.

Tras una noche de intensos trabajos por parte de operarios municipales y los bomberos del Consorcio Provincial, que utilizaron electrobombas de gran caudal, ayer por la mañana pudieron reabrir todas las carreteras --excepto la de Benafelí, donde los efectivos de la Diputación y Facsa continuaron con el drenaje del agua acumulada--. El paseo marítimo, desaparecido bajo el agua durante el temporal, volvió a emerger y recuperó su aspecto --aunque con una gran cantidad de suciedad arrastrada por el agua--.

El Ayuntamiento de Almassora reforzó las labores de limpieza con las cuatro empresas que prestan servicio municipal y amplió el alquiler de maquinaria para este fin. Calculan que los trabajos tendrán un coste añadido de 15.000 euros. Fuentes municipales inciden en que, a diferencia de la borrasca Gloria, que destrozó cuantioso mobiliario urbano, la mayor parte de los daños afectan ahora a viviendas y vehículos particulares. En la calle ha dañado bancos, farolas y pintura.

consulta al gobierno / La alcaldesa, Merche Galí, ha elevado una consulta a la Subdelegación del Gobierno para una posible flexibilización del confinamiento por la pandemia para que los afectados por las inundaciones puedan achicar agua de sus viviendas y valorar los daños. Y es que, en estos momentos, la respuesta de Policía Local y Guardia Civil al vecindario que solicita trasladarse hasta la costa para conocer el alcance de la tormenta es que el estado de alarma obliga al confinamiento. Según la norma, solo las personas que tienen su residencia habitual en la playa pueden regresar a ella. En caso de que el Estado autorice el acceso de vehículos a la playa, el Ayuntamiento lo notificará a los vecinos.

Diego Falcó, víctima de las anegaciones en la calle Ausiàs March, pasó ayer todo el día retirando agua del comedor. «Al tener dos plantas, hemos podido dormir arriba, pero hay muchísimo que limpiar», explicó. Ramón Gallén, desde la calle Las Farolas, hizo fotos para su seguro.