Más de la mitad de las operaciones que gestionan las inmobiliarias de Castellón suponen el acceso a una vivienda en alquiler, una modalidad que ya supera a la compra. Así lo manifestó el presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Castellón (Coapi), Francisco Nomdedéu, en representación de un sector profesional que ayer hizo balance del año en su junta general y posterior cena. «La cultura de vivir en un piso de alquiler, antes minoritaria en Castellón, se impone. La demanda viene de jóvenes que se emancipan o familias que no tienen clara la situación laboral», señaló Nomdedéu. El directivo añadió que en este último ejercicio «aunque se están haciendo algo más de ventas, es el alquiler el que ha subido muchísimo. El difícil acceso a la financiación hace que muchos ni se planteen comprar, ya de entrada. Se conceden hipotecas, pero por el 80% del valor y los requisitos son muy rigurosos, se piden nóminas, etc».

Otra tendencia que se ha visto en este 2016 es que «se vuelve a invertir en el ladrillo. Más bien son pequeños inversores que compran pisos de segunda mano --desde los 50.000 a los 150.000 euros-- para luego reformarlos, en su caso, destinarlos a alquiler y sacar así rendimiento».

PREVISIONES / Sobre cómo se plantea el 2017, Nomdedéu opinó que habrá «un alza ligera de ventas porque se pierde el miedo a comprar por la ligera recuperación económica». «Los precios se mantendrán estables y creemos que no subirán hasta dentro de dos años. En grandes capitales sí empiezan a encarecerse los pisos pero en Castellón aún no; falta que mejoren los sueldos».

Otro asunto de interés para los API es la nueva ley social de Vivienda que prepara la Conselleria y de la cual hay un anteproyecto. «Según cómo quede la normativa final puede movilizar y poner en el mercado pisos vacíos, muchos de herencias, para alquiler social, con ayudas y/o obligaciones para multipropietarios; y subvenciones para beneficiarios», dijo.