La rotonda de la plaza Donoso Cortés de Castellón es un claro ejemplo de la herencia que ha dejado la burbuja urbanística de hace apenas unos años. Está situada en uno de los principales accesos a la ciudad, tiene desniveles y carriles estrechos y la circulación por ella es dificultosa, sobre todo en las entradas y salidas. Y es que, «está mal diseñada porque no está acabada», según reconoce el concejal de Ordenación del Territorio, Rafa Simó. «Es una rotonda que no es rotonda ni es nada y que genera muchos problemas de movilidad», puntualiza.

Su desarrollo completo está sujeto a una unidad de ejecución de la zona más cercana al parque del Pont de Ferro, que la crisis urbanística frenó y no llegó a materializarse. Ahora, Simó considera que «debe ser la iniciativa privada la que desarrolle esta unidad de ejecución y termine la rotonda» y lo tiene que hacer, a falta de la aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), «con las normas transitorias de urgencia que tenemos actualmente», dijo.

En cuanto al nuevo Plan General, mantiene esa unidad de ejecución que permitirá completar la urbanización de la rotonda de la plaza Donoso Cortés.

MÁS SEGURIDAD VIAL

«Con la reordenación prevista, mejoraremos la urbanización de este acceso a la ciudad, favoreceremos la seguridad vial y ampliaremos el espacio verde de la rotonda Donoso Cortés, que duplicará su superficie hasta alcanzar los 3.000 metros cuadrados», explicó el edil, subrayando que «con la modificación en la delimitación del ámbito de la unidad facilitamos su ejecución y liberamos mayor superficie para el uso público». Eso consideran, será un «incentivo para la iniciativa privada».