Los repartidores de empresas como Uber Eats o Glovo ya son parte del paisaje cotidiano en las grandes ciudades de España y Europa. Pero si ve a uno de estos trabajadores con sus grandes mochilas de color verde (en el caso de la filial de Uber) transportando comida a domicilio a pie o en bicicleta por Castellón, no se frote los ojos. Es del todo real.

Y es que, desde hace unas semanas, y en el contexto de su política de expansión por toda la geografía española, la app ya ofrece sus servicios tanto en la capital de la Plana como en Vila-real. En el primer caso, se pueden pedir los platos de 35 restaurantes, mientras que en el segundo municipio la oferta actual asciende a 32 negocios. El uso es tan fácil como elegir el tipo de comida que se desee (hay hamburguesas, comida mediterránea, tapas, pizzas o sushi), realizar el pedido y el pago a través de la aplicación y esperar su llegada en un periodo de tiempo que, según la plataforma, oscila entre 10 y 30 minutos. Gracias a su proximidad con ambas poblaciones, la compañía también ofrece sus servicios en Almassora.

Los dirigentes de Uber Eats han decidido implantarse en la provincia antes de hacerlo en capitales como la Coruña, Bilbao o Murcia, por poner tres ejemplos. De hecho, se espera que a final de año solo esté presente en 13 ciudades, entre las que destacan Madrid, Barcelona, Albacete, Almería, Jerez, Lleida o Tarragona, además de las dos castellonenses.

EMPLEO

Aunque Mediterráneo trató de ponerse en contacto con la compañía, esta no ha respondido a la pregunta de cuántos empleos genera su presencia en Castellón y Vila-real. Las condiciones de los riders, como se conoce a sus trabajadores, ha sido puesta en cuestión por la Inspección de Trabajo, que acusa a la firma de contratar a falsos autónomos.