Como las mejores ideas, esta surgió de forma inesperada en una conversación entre dos amigos». Quien habla es Gonzalo Pareja, delegado autonómico de la oenegé Medicus Mundi Mediterrània, que junto al gerente de Robotix Castellón, su amigo Miguel Castellote, dio forma a un innovador proyecto al que después se sumarían Generalitat y Ayuntamiento de Castelló y que ha permitido que siete centros de la provincia aprendan jugando con piezas de Lego.

Los alumnos de los colegios Sanchís Yago, Escuelas Pías, La Magdalena y Madre Vedruna de Castelló; Escultor Ortells y Angelina Abad de Vila-real; y El Palmerar de Benicàssim serán así los protagonistas de una exposición que no dejará indiferente a nadie, pues las originales construcciones de los niños estarán acompañadas por paneles informativos. Quien quiera comprobar los resultados de este pionero programa educativo lo podrá hacer a partir de este viernes 7 en el Menador Espai Cultural de la capital de la Plana.

«En total habrá 80 maquetas que se han elaborado en las clases de robótica por los alumnos después de recibir charlas de educación para el desarrollo en las que se intenta concienciar a los pequeños en valores como el comercio justo o el respeto por medio ambiente», añade Pareja, que desvela los diseños que más le han llamado la atención: «Me gustó mucho un avión que montaron con placas solares en el techo o un trabajo en el que se veía el ciclo del mercurio desde la mina hasta que llega a nuestros platos con el pescado».

El delegado de Medicus Mundi asegura que tras este curso los alumnos «han entendido mientras jugaban muchas de las causas de la pobreza en la que viven los países del tercer mundo» y confirma que las piezas de Lego «han dado mucho de sí. Quienes asistan al Menador podrán comprobarlo».

Actividades paralelas

La exposición, que tendrá acceso gratuito, se prolongará desde este viernes 7 a las 18.00 horas hasta el viernes 21 de junio y en la presentación quienes asistan podrán participar en una degustación de productos de comercio justo: «Así se incentiva también que desde temprana edad los consumidores nos concienciemos de la procedencia de los productos o de que se hayan fabricado por empleados que trabajan en condiciones dignas». Y es que Gonzalo Pareja denuncia que «por ejemplo en la elaboración de un ordenador se produce tanto CO2 que harían falta hasta 80 años de uso para amortizarlo», y defiende que en iniciativas como esta «se apuesta por productos de proximidad para evitar consumos de transporte».