La Universitat Jaume I celebra estos días su Setmana de Benvinguda. El distrito universitario castellonense está plenamente consolidado desde su creación por ley en el año 1991 en una iniciativa de Les Corts Valencianes, siendo presidente de la Generalitat Joan Lerma. Pero, hasta el nacimiento de la UJI, los estudiantes de Castellón pudieron también cursar sus estudios superiores gracias al CUC, el Colegio Universitario de Castellón que, durante más de vente años, posibilitó que el estudiantado no tuviera que irse fuera de Castellón para poder cursar una carrera, como así ocurría hasta 1969, año de la génesis del CUC, donde se estudiarían los tres primeros cursos de formación de carreras de Letras y de Ciencias.

Testimonios de aquella época nos acercan a unos años en los que la vida universitaria afloraba en nuestra ciudad, entre el esfuerzo y la generosidad de muchas personas, abriendo caminos para el progreso, el desarrollo y la formación intelectual de los castellonenses.

Y es que, la UJI "no nació por generación espontánea", como recalca Fernando Latre, ahora director de la Escuela Superior de Cerámica de L´Alcora y catedrático de Química, y que ocupó por espacio de cuatro años la Jefatura de Estudios del CUC, cuya impronta a nivel social y cultural en la capital de La Plana "fue la primera piedra para que Castellón tuviera años más tarde su universidad", "el germen que hizo posible la UJI", detalla.

Familiar y cómodo

Latre evoca el ambiente que se respiraba en el CUC, "que era familiar y cómodo". También "modesto". Y, en este sentido, recuerda las primeras aulas en el Seminario Mater Dei, "ya que el obispado nos cedió estas instalaciones". Su evocación de aquellos años le lleva a citar a algunos de los grandes protagonistas de un ciclo que no pudo tampoco escaparse a controversias políticas y luchas por el poder, mientras generaciones de estudiantes colmaban sus aspiraciones de estudios universitarios que llegaban a todas las clases sociales.

"El primer director fue Agustín Escardino; el primer subdirector, José Quereda, y como jefes de división, Julio Medina, en Ciencias, e Ismael Roca, en Letras", cuenta Fernando Latre, quien asegura que las reuniones del claustro de profesores "eran siempre un encuentro de amigos" como reflejo del clima que se respiraba en las instalaciones del Mater Dei, en los primeros años de existencia del centro universitario.

Latre expresa que las principales dificultades, "como siempre, eran las económicas". Señala que "se constituyó un patronato que estuvo presidido, primero, por Carlos Fabra Andrés, y, después, por Vicente Petit", asegura, añadiendo que "los propios profesores nos encargábamos de recabar ayuda económica a los ayuntamientos, los cúales, muchas veces, no cumplían con sus compromisos ".

Y, en la memoria de aquellos años, Fernando Latre añade otros nombres, "como José María Mulet, en el recuerdo, quien se desvivió por los estudios en el Colegio Universitario, y Teófilo Sanfeliu".

Asimismo, habla de la precariedad de las instalaciones "como los laboratorios, que estaban situados en dos capillas del seminario que no se utilizaban". Pero, pese a ello, "había una ilusión permanente por ofrecer la máxima calidad posible para los estudiantes", indica Latre, quien recalca "la proximidad del alumno con el profesor, como una de las ventajas para incrementar la calidad de la enseñanza". "Los alumnos del CUC llegaban a Valencia a estudiar el segundo ciclo de sus carreras, perfectamente preparados", sentencia orgulloso el catedrático, al respecto.

Permisos gubernativos

Incluso explica algunas anécdotas de aquellos principios universitarios de la ciudad, "cuando el dinero de las asignaturas de Educación Física, Religión y Política, que estaban en los planes de estudios, pero no se impartían, eran dedicados a programas culturales". "Unas actividades para las que eran necesarios los permisos gubernativos correspondientes y con el consiguiente miedo de que, al final, no se autorizasen".

Por su parte, Salvador Cabedo, que actualmente es director del departamento de Filosofía, Social y Comunicación Audiovisual de la UJI, y que ocupó la dirección el CUC, apela también al axioma de que la "UJI no nace porque sí". "Surge por la base sólida que se fue gestando en el Colegio Universitario", declara Cabedo, como testigo directo de lo que supuso la experiencia educativa de aquel centro universitario castellonense durante más de dos décadas.

Un CUC "que nació con 200 alumnos, que llegó a tener 2.000 y que fue posible gracias al consenso de todas las fuerzas políticas y sociales de la ciudad", concreta, Cabedo, quien resalta la generosidad, por aquel entonces, "del obispo Pont i Gol, que cedió las instalaciones del seminario sin grandes exigencias económicas ante la crisis de vocaciones que vivía la sociedad y que había dejado vacío el seminario diocesano".

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