Los clientes se mueven por las instalaciones como si todos formaran parte de una gran familia. Este es el ambiente que se vive un día cualquiera de verano en el cámping Los Pinos, uno de los establecimientos de esta modalidad existentes en Peñíscola. Todavía hay quien cree que este tipo de alojamiento se basa en plantar una tienda de campaña en una parcela. «Obviamente, es una de las posibilidades que ofrecemos, pero este sector ha evolucionado mucho, con las autocaravanas y la modalidad de los bungalows, que ha sido todo un boom», dice Javier Cruz, uno de sus responsables.

Como ocurre en la práctica totalidad de negocios de este tipo, está abierto todo el año, con una importante afluencia de holandeses y franceses cada invierno, y tienen un elevado porcentaje de visitantes extranjeros. Es el caso de Anne Marie y Bernard, que justo este año cumplen dos décadas como turistas en este espacio. «Solemos venir tres semanas en verano, pero algunas veces también lo hemos hecho en invierno; nos encanta la ciudad, el mar y lo bien que los pasamos en este sitio», explica ella. Aunque para récord de fidelidad, el de María y Antonio, un matrimonio que nunca ha fallado a su cita. «Llevamos 35 años aquí, y lo que más nos gusta es la libertad total que tenemos; preparamos la comida cuando nos apetece, tenemos la piscina, vamos a la playa, y aprovechamos para leer», mencionan.

De hecho, la afición se transmite de padres a hijos, y en el caso de estos habitantes de Aiguafreda (Barcelona), que cuentan con su caravana, es habitual juntarse con sus hijos y nietos.

Comodidades

Cuando uno recorre un cámping, comprueba que el usuario no solo dispone de una parcela y una toma de luz y agua. En este caso cuentan con una piscina con jacuzzi y su correspondiente socorrista, espacio de ludoteca, puntos para lavar la ropa, pistas de petanca y fútbol sala, más propuestas de animación para niños. Como un pequeño pueblo donde todos se conocen. Además, hay una parada de bus justo al lado, que les lleva en pocos minutos al centro de la localidad, sin tener que preocuparse por el aparcamiento.