El Rebollo de Cortes de Arenoso tiene más años que Matusalén. Lleva en el enclave de la Mateba nada menos que 830 años, pero a pesar de su mucha edad este ejemplar, al que también se conoce con el nombre de El Abuelo, luce medidas de modelo: 15,55 metros de altura, sostenida por un tronco de 7,8. Y, lógicamente está hecho un roble. Porque el Rebollo es un árbol eterno. Una catedral de madera. No es el único. Castellón está llena de árboles con historia que están más cerca de lo que pensamos. Pero solo 340 están incluidos en el Catálogo de Árboles Monumentales de la Comunitat Valenciana, un documento vigente desde 2006, cuando se aprobó la ley de Patrimonio Arbóreo Monumental.

En Castellón son 34 y en el conjunto de la Comunitat la cifra asciende a 1.503 ejemplares protegidos. Una lista que, según la Conselleria de Agricultura se ampliará antes de que acabe este año, cuando está previsto que se apruebe y entre en vigor el reglamento que dé impulso a la normativa, única en España, y que nació para registrar y proteger las maravillas botánicas.

La ley define con precisión matemática qué árboles merecen protección al ser declarados monumentales o singulares. Bien por ser muy altos, muy ancianos, muy anchos de tronco o con copas gigantescas. La normativa fija una larga lista de acciones prohibidas (dañarlos, arrancarlos o comercializarlos) e insta a la Generalitat, ayuntamientos y propietarios de terrenos privados a ejecutar medidas para su conservación. El problema es el de siempre: hay poco dinero y los recursos, a menudo, no dan para conservar y proteger los árboles.

Pero, ¿dónde están esas 340 maravillas botánicas de Castellón? Las hay en decenas de municipios de la provincia, desde Vinaròs a Segorbe. Una de ellas, quizás la más conocida, está en Culla. Se trata de la Carrasca, un árbol que nació en los albores del siglo XVI y que es una de las encinas más grandes de España.

El olmo de Navajas, plantado en 1636, es símbolo de todo un municipio, mientras que el Ficus de la plaza María Agustina de Castellón, pese a que solo data de 1933, tiene una copa que supera los 25 metros. Otro ejemplo es la Morruda de Segorbe, con más de 1.500 años de antigüedad, y que es considerado como el padre de todos los olivos. Porque si de algo puede presumir Castellón es de tener la mayor concentración de olivos milenarios. Y casi todos están en la comarca del Maestrat.

De los 340 árboles monumentales catalogados en la provincia, algo más de un centenar son olivos milenarios y buena parte de ellos están en la Jana. También los hay en Atzeneta, Altura, Càlig, Vinaròs o Sant Jordi. Pero en la lista no aparecen todos los que son. Faltan la mayoría porque, pese a que no existe un censo oficial, se estima que en toda la comarca puede haber entre 4.000 y 6.000 ejemplares. Muchos de ellos se incorporarán en los próximos meses al catálogo de Árboles Monumentales.

Pese a que la ley valenciana protege todos los árboles que tengan más de 350 años de edad, más 30 metros de altura, seis metros de perímetro de tronco o 25 metros de diámetro de copa, hay algunos ejemplares que pese a que no alcanzan estos valores van a ser incluidos en el catálogo. La Conselleria ya ha avanzado que en los próximos meses se incorporarán, entre otros, el Lentisco del Mas de Grau de les Useres y el roble valenciano situado en el término de la Serra d’en Galceran y que botánico Cavanilles utilizó como modelo para describir científicamente esa especie.