La patronal Ascer y los sindicatos UGT y CCOO constituyeron ayer la mesa de negociación del que será el primer convenio del azulejo tras los peores años de la crisis.

Desde la propuesta común de no fijar aspiraciones en cuanto al incremento de los salarios, que dependerá para ambas partes de lo que se firme en otros aspectos, Ascer señala como principal objetivo «alcanzar un acuerdo equilibrado que contribuya a incrementar la competitividad y la productividad del sector, para así poder consolidar la senda de recuperación económica y con ello seguir generando empleo de calidad». Los representantes de las empresas valoran que las últimas negociaciones han sido «complejas», como consecuencia de la «crisis económica de los últimos años y las reformas laborales», dando por cerrada implícitamente la etapa de recesión.

Sin embargo, aunque admiten la mejora de la situación económica del sector, Ascer apela a la «prudencia» porque, argumenta, la recuperación «no ha llegado por igual a todas las empresas».

Añade que las previsiones de crecimiento para el 2018 son «menos optimistas en algunos mercados», así como que hay factores de «incertidumbre» como «el incremento del coste de las materias primas, la evolución del dólar frente al euro, la evolución del precio del petróleo y otras circunstancias que exigen cautela».

Del lado de los sindicatos, la responsable de Construcción y Servicios de CCOO, Isabel Medina, puntualiza que «lo fundamental es que los trabajadores han aguantado mucho durante la crisis» y «las empresas tienen beneficios de entre el 5 y el 7% y exportan más, por lo que ha llegado el momento de que las plantillas se vean recompensadas por el esfuerzo y ganen poder adquisitivo», argumenta.

Por su parte, el secretario territorial de la Federación de Industria de UGT en Castellón, Vicente Chiva, se expresa en términos similares al señalar que las reivindicaciones de los sindicatos pasan por mejoras para los 15.000 trabajadores directos del sector «ahora que la crisis ha pasado».

Tras cerca de ocho años de recesión, dice Chiva, ahora se han sucedido dos de crecimiento y «esto debe revertir en el salario de los trabajadores que tantos esfuerzos han hecho para que las empresas no cerraran». Explica, además, que patronal y sindicatos van a tratar de evitar que las negociaciones se prolonguen durante demasiado tiempo.