Los datos de siniestralidad en las carreteras del pasado año arrojaron conclusiones muy positivas en la provincia. Las estadísticas aportadas por la Dirección General de Tráfico revelaron un balance de 15 víctimas mortales en vías interurbanas --esto es, carreteras y autovías--, casi la mitad de las 29 contabilizadas en el 2018. Pero lamentablemente hay un ámbito en el que el resultado no es satisfactorio, ya que el 2019 contó con cinco fallecidos en el entorno urbano, uno más que en la anualidad anterior.

Los puntos de la provincia en los que ocurrieron estos siniestros fueron Vila-real (con dos casos), Segorbe, Orpesa y Castelló. A pesar de que en estos lugares las velocidades máximas están cada vez más limitadas, también sucede que conducir por calles implica estar atento a la señalización, las diferentes modalidades para regular el paso por los cruces, y la existencia de vehículos que dejan a sus conductores más indefensos, como las bicicletas. Es por ello que uno de los próximos retos de la seguridad vial pasa por reducir estas cifras. El propio director general de Tráfico, Pere Navarro, ya avanzó que desde su departamento se trabaja en modificar la normativa estatal, con la finalidad de limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad máxima en viales de un único carril de circulación.

CIFRAS DEFINITIVAS / Los datos presentados el jueves por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, son todavía provisionales, ya que contabilizan los accidentes ocurridos en los trazados principales, y con evolución de las primeras 24 horas tras los siniestros. Como es habitual, a esta estadística se sumarán los números correspondientes al seguimiento de los 30 días posteriores, y a las situaciones pasadas en el interior de los cascos urbanos. Según la tabla definitiva del 2018, a los 29 muertos en vías interurbanas se sumaron dos más, como consecuencia de las heridas sufridas tras un incidente grave. Y a ello se unen las cuatro personas que perdieron la vida en el interior de su propia ciudad.

En cuanto a las perspectivas para el recién estrenado año 2020, el final del peaje en la autopista AP-7 entre Alicante y Tarragona supondrán una reducción global en la peligrosidad. Desde el RACE destacan que es una vía de grandes prestaciones, cuyo incremento de usuarios --con la consiguiente disminución en puntos considerados como más peligrosos, como la carretera nacional 340-- puede suponer una conducción más segura a su paso por Castellón.