Ni tan siquiera el inminente regreso del turismo hace pensar que el transporte de viajeros por carretera vaya a recuperar la normalidad a corto plazo. La suspensión de las clases presenciales en los centros educativos, la paralización de las competiciones deportivas o la cancelación de vacaciones sociales y viajes de estudios han hecho caer en picado el ritmo del sector.

El verano se plantea a medio gas y con unas expectativas de movilidad centradas en el coche particular, mientras que actividades como el Imserso siguen en el aire, debido a que las personas mayores son un grupo vulnerable al virus. Solo la reapertura de las clases presenciales en los colegios comenzará a animar la situación.

Es por ello que los autobuses de servicio turístico y discrecional se movilizaron recientemente en Castelló con el fin de reclamar medidas que alivien las cargas financieras ocasionadas por los más de tres meses que llevan sin actividad. Entre sus reclamaciones, los transportistas adheridos a la asociación Direbús España se encuentra la asimilación de sus negocios al turismo, y optar a ayudas como la flexibilización de los ERTE, poder optar a unas opciones de financiación más flexibles y exenciones fiscales.