Son tantos como los habitantes de l’Alcora, Benicarló y Xilxes. Los 40.896 autónomos de Castellón se sienten al borde del abismo. Y eso que son uno de los grandes motores que ponen en marcha cada día la economía de la provincia. Pequeños comerciantes, hosteleros, peluqueros, mecánicos, fotógrafos, propietarios de agencias de viajes, dueños de locales de copas, arquitectos... la mayoría de ellos asegura que su futuro pende de un hilo. Todos sufren, directa o indirectamente, el zarpazo de las restricciones por la pandemia, y aunque las medidas del Gobierno les permitieron encajar el primer golpe, ahora claman por la extensión de esas ayudas. Eso o muchos negocios, hasta marzo rentables, van a tener que bajar la persiana.

Paula García es víctima colateral de las limitaciones impuestas por la pandemia. Junto a otras dos socias, esta emprendedora de 38 años dirige un centro de estética en Castelló, un local que abre todos los días pero al que le falla la clientela. «Muchas clientas, que antes venían una o dos veces al mes, ahora lo hacen muy de vez en cuando. Hay semanas que los números no salen», se queja.

El panorama que describe Paula es muy similar al que viven el grueso de los autoempleados de Castellón. «Ojalá me equivoque, pero 2020 será un año horrible para los autónomos. Hasta que no se reactive el consumo, este colectivo no se va a recuperar», asegura Alberto Ara, presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) en la Comunitat. Una asociación que acaba de publicar un barómetro en el que concluye que el 10% de los tres millones de autónomos españoles prevé que tendrá que cerrar y uno de cada tres se plantea llevar a cabo reducciones en su plantilla.

Quienes miraban con esperanza la campaña de Navidad, poco a poco van comprobando que diciembre tampoco será un buen mes. «Sin comidas de empresa ni cotillones, la gente no necesitará ropa, ni complementos, ni maquillaje, ni nada. Este año va a ser un desastre», aventura Paula. Su local se resentirá, como también lo harán los restaurantes, las peluquerías o las tiendas de ropa.

El salvavidas de las ayudas

Durante todos estos meses, los profesionales por cuenta propia han podido acogerse a varias líneas de ayuda. Una de las primeras fue la exoneración de las cotizaciones sociales, pero ese respiro terminó. También se instauraron las ayudas por cese de actividad (el llamado paro de los autónomos) y los créditos ICO. Pero quienes se acogieron a alguna se esas medidas y durante unos meses pudieron ir tirando, miran con recelo a Hacienda. Todas estas prestaciones tributarán como un ingreso más de cara a declaración de IRPF anual, como rendimientos del trabajo, como es el paro, por lo que es probable que a muchos trabajadores, encima, les toque pagar.

Además de estas ayudas, ayuntamientos como el de Castelló, Onda o l’Alcora han puesto en marcha toda una batería de iniciativas para ayudar al colectivo. Unas medidas que, sin duda, están contribuyendo a mantener los negocios dados de alta en el RETA, el régimen especial de trabajadores autónomos. De hecho, y según la estadística de la Seguridad Social, el número de emprendedores en Castellón ha aumentado en 23 en el último año, desde los 40.873 de octubre del 2019 a los 40.896 de este ejercicio.

Para organizaciones como ATA ese dato es simplemente un espejismo. «Aferrándose a las prestaciones públicas o tirando de ahorros, muchos autónomos están aguantando como pueden. Pero si no se ponen en marcha más ayudas, el desenlace será fatal», aventura Ara.

¿Y qué reclaman los autónomos para aguantar? Entre las medidas que consideran urgentes está la ampliación del cese de actividad más allá del 31 de enero. «En octubre se prorrogó esta medida hasta finales de enero, con una visión totalmente cortoplacista. Lo idea sería ampliarla hasta septiembre», explica el presidente de ATA en la Comunitat. Otra de las reivindicaciones es que se simplifiquen los trámites. «L administración lo que hace es poner piedras en el camino y lo que le pedimos es que las trabas sean las menos posibles», insiste. Pero mientras llegan esas nuevas medidas, miles de autónomos de Castellón contienen la respiración cada vez que escuchar hablar de la vacuna. «Es lo único que nos va a salvar. El problema es que, quizás, muchos negocios se quedarán por el camino», concluye Patricia García.

SORPRESA EN LA CUOTA DE NOVIEMBRE

Si es autónomo y ya ha pagado la cuota de noviembre, se habrá dado cuenta que este mes le han cobrado, como mínimo, otros tres euros extra. Un dinero que se suma al que ya pagó de más el pasado octubre y que, además, continuará abonando en los próximos ocho meses, el tiempo que tardará en saldar la deuda con la Seguridad Social.

Los trabajadores por cuenta propia que cotizan por la base mínima (en Castellón son la inmensa mayoría) han pagado este mes, o lo harán este mismo lunes, 289 euros de cuota, seis euros más de lo que abonaban hasta octubre. La explicación radica en que el Gobierno ha empezado a aplicar a todo el colectivo el incremento de la base de cotización obligatoria, que ha pasado del 30% al 30,3%. Un alza de los tipos de cotización pactada en 2018 y que debería haberse aplicado desde enero, pero que no se hizo efectiva hasta final de octubre de este año. Hace un mes, y con enfado incluido del sector, ya subió entre tres euros (base mínima) y 12,2 euros (base máxima), y ahora ha vuelto a incrementarse en igual cuantía para cobrarse los atrasos correspondientes al mes de enero. Y en la práctica eso significa que la subida en noviembre, respecto a octubre, es de entre 6 y 24 euros.

El departamento que dirige José Luis Escrivá ha optado por aplicar en noviembre el cargo correspondiente al mes de enero, pero aún no tiene claro cómo hará efectivo el cobro de las ocho mensualidades pendientes. Todavía es una incógnita si seguirá la misma fórmula (un mes pendiente en el siguiente cobro mensual) o todo de golpe en futuras cuotas. En cualquier caso, si esos tres euros se multiplican por los ocho meses que quedan pendientes por pagar , daría como resultado una deuda acumulada de 24 euros. Una deuda que, lógicamente, es mayor cuánto más alta es la base por la que cotiza el autónomo.