Paso de gigante, el penúltimo, para el cambio oficial de topónimo a Castelló. «La Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) considera que la denominación correcta y adecuada desde el punto de vista histórico y lingüístico es la forma única Castelló de la Plana». Es el dictamen final del máximo ente lingüístico valenciano, aprobado ayer «por unanimidad» en su sesión plenaria y que «la semana que viene» elevarán con su aval a la Dirección General de la Administración Local de la Generalitat. Solo quedará pendiente que el Consell dé la luz verde definitiva, después de arrancar la tramitación tras el acuerdo plenario logrado el pasado 27 de diciembre con el apoyo de los tres socios del Pacte del Grau (PSPV, Compromís y CSeM) y en contra del PP y Cs.

El informe, firmado por el catedrático de la Universitat de València y académico Emili Casanova, presidente de la sección de Onomástica, presenta «pocas dudas sobre la evolución a partir de la forma Castrum, a la que se añade el sufijo diminutivo -ellum (Castellum), y, a esta palabra, el sufijo -ione, proceso que da como resultado Castellione; la estructura, presente en todas las lenguas románicas», en castellano evolucionó a la forma Castejón».

«Por tanto, Castellón no es una evolución histórica castellana, sino la adaptación morfológica posterior a partir del término original Castelló», explica.

PRIORIZAR LA TRADICIÓN // Y apunta a un «marco legislativo que avala el cambio de los topónimos oficiales para adaptarlos a las formas históricas y tradicionales, priorizándolas, en una salvaguarda de la toponimia tradicional como elemento del patrimonio cultural valenciano». Es el mismo caso que pasó con los topónimos de otros municipios como Almassora o Burriana.

El vicealcalde de Castellón y edil de Normalización Lingüística, Ignasi Garcia, se muestra satisfecho de que el «máximo órgano académico de nuestra lengua haya dado por unanimidad el certificado de que el topónimo es Castelló de la Plana. Por encima de quien cree crear crispación y conflicto está la Acadèmia».