Operarios de las brigadas de limpieza del Ayuntamiento de Castellón borraron ayer por la mañana las pintadas antifascistas que aparecieron el miércoles en la cruz del parque Ribalta. Quitaron así el mensaje Fora símbols feixistes, y el dibujo de la hoz y el martillo, del monumento «en una acción ordinaria, como se actúa con otro tipo de grafitis que pintan en la ciudad», según explicaron fuentes municipales.

Mediterráneo se hizo eco de estas pintadas que condenó la plataforma en defensa de la cruz, reiterando que «es un símbolo cristiano y no franquista», e instando «a los partidos presentes en el consistorio a condenar el ataque». El equipo de gobierno -PSPV y Compromís- no se pronunció como tal. Sí lo hizo Compromís, tras una acusación directa de dicha plataforma en la que se le culpaba, junto a Castelló en Moviment, de «alentar este tipo de actuaciones con su discurso guerracivilista». Antes estas acusaciones, los portavoces de estos dos partidos, socios del Pacte del Grau junto a los socialistas, optaron por recordar que, en Castellón, «se tiene que cumplir la ley de memoria histórica».

EL CONTEXTO

Las pintadas se han hecho en un contexto complejo respecto al futuro de la cruz del Ribalta. El comité técnico para la valoración de la retirada de vestigios relativos a la guerra civil y la dictadura en la Comunitat ha aprobado el informe de la historiadora de la UJI Rosa Monlleó en el que insta a reubicar la cruz. Un documento que tiene que pasar por otra comisión de la administración autonómica antes de ser remitido al Ayuntamiento de Castellón. Este trabajo no es vinculante, y la última palabra sobre el futuro de la cruz -si se queda en el emplazamiento actual, si se reubica a otro lugar de la ciudad (que podría ser el viejo cementerio) o se retira de la vía pública- lo decidirá la junta de gobierno.

El futuro de la cruz está en manos del bipartito. Mientras, las posturas son encontradas en varios colectivos. El comité de expertos de la Generalitat aboga por su retirada al considerarla un vestigio franquista sin ninguna duda. Y en la misma línea están Amigos del Ribalta y el Grup per a la Recerca de la Memòria Històrica de Castelló. Este último, en uno de sus estudios considera la cruz del parque «un lugar de exaltación del franquismo, de la sublevación militar y de los héroes y mártires; y, a la vez, de marginación y rechazo respecto a las víctimas del franquismo y de los vencidos en la guerra».

En el otro lado está la plataforma en defensa de la cruz, nacida a raíz del movimiento ciudadano para retirarla. Sus miembros lideran una campaña que ha trascendido a nivel nacional de recogida de firmas para que la cruz, a la que despojan de simbolismo político, se mantenga en el emplazamiento actual, donde se levantó en el año 1944.