Las plantas de cogeneración cerámica están consideradas como un ejemplo de eficiencia energética y reaprovechamiento de recursos destinados a la producción industrial, pero ello no impide su desaparición progresiva. Según la patronal de la cerámica, Ascer, las fábricas de este sector en Castellón llegaron a sumar 28 instalaciones de estas características. «Hasta el 2019, han agotado su vida útil cuatro de ellas que suman 14,7 megavatios (un 6,2% de la potencia global instalada), y en el 2021 lo harán otras cuatro», señalaron desde esta organización. Entre las que han quedado fuera del marco de la regulación y las que lo harán en unos meses «representan un 21% de la potencia global», añadieron por parte de Ascer.

La cogeneración (y sus problemas) vuelve al primer plano, porque justo en el día de hoy medio centenar de plantas de todo el país se quedan sin ayudas para el funcionamiento. De ellas, dos forman parte del clúster azulejero provincial. En realidad, el fin de las ayudas tendría que haber llegado hace dos años, pero un Real Decreto del Gobierno extendió las retribuciones.

En el 2018 se argumentó que la cogeneración es «un instrumento relevante para la mejora de la eficiencia energética y la reducción de las emisiones en los usos industriales de la energía», y la sustitución de las plantas implicaría «cuantiosos recursos económicos» en un momento en que la financiación se iba a «convertir en un recurso escaso», por lo que alargar la vida útil fue considerado como la opción más razonable.

CONTEXTO DE CRISIS / La Asociación Española de Cogeneración (Acogen, de la que forma parte Ascer), denuncia que no se haya adoptado una prórroga, ya que en un contexto «económico e industrial en plena crisis, vence la medida sin nuevo marco regulatorio ni medida alguna». Las plantas pueden funcionar sin la retribución estatal, pero al desaparecer las compensaciones la factura energética de las empresas aumenta, y tiene consecuencias en la competitividad de lo que producen.

Las empresas de la cerámica adoptaron la cogeneración como una forma de convertir en electricidad el calor que genera su maquinaria de gas natural. De hecho, las plantas de Castellón son en su mayoría de alta eficiencia, con rendimientos de hasta el 80%.

Acogen recordó que las empresas afectadas llevan siete años esperando un plan renove, y por el momento la única solución es una subasta de retribuciones. Algo que se ve con escepticismo por parte del sector azulejero, ya que esta opción beneficia a industrias de muy gran tamaño, que podrán permitirse unas rebajas en la retribución a las que difícilmente podrán optar las cogeneradoras emplazadas en Castellón.

ALTERNATIVAS / Ante la falta de medidas del Ministerio de Transición Ecológica, las empresas de la cerámica ya trabajan en alternativas tanto a la cogeneración como en el cumplimiento de los requisitos de sostenibilidad medioambiental. El grupo Pamesa cuenta desde este verano con una gran central central fotovoltaica de 13,2 megavatios en sus instalaciones de Onda, que recientemente se ha expandido a Vila-real. Desde Porcelanosa se plantean la incorporación de combustibles alternativos para reducir la huella de carbono.