El sector cerámico de Castellón, el más importante de la economía de la provincia y el tercero que más superávit comercial aporta a España, se enfrenta a un 2019 muy incierto. Para una industria tan internacionalizada como el azulejo es difícil abstraerse completamente a una situación de ralentización económica que afecta a todo el mundo. Pese a ello, la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer) prevé que durante el año que recién comienza las ventas se mantengan respecto al ejercicio anterior e incluso crezcan entre un 1% y un 1,5%.

Esto dependerá de la evolución de la desaceleración económica, que moderó el crecimiento del sector en los últimos meses y que provocó una quincena de expedientes de regulación de empleo temporales. Pero la ralentización no afecta solo al Tile of Spain, ni mucho menos. De hecho, el balance que realiza del año anterior la patronal italiana Confeindustria Ceramica deja entrever que el frenazo es incluso peor en el país de la bota, gran competidor histórico del azulejo español en Europa. Las empresas del país transalpino reconocen que durante el 2018 se produjo una caída de la producción, que se quedó en 410 millones de metros cuadrados cuando el año anterior había superado los 420.

PROBLEMAS SIMILARES

También las ventas se redujeron, lo que motivó que una buena parte de las firmas alargaran las tradicionales vacaciones navideñas para evitar acumular estoc. El presidente de Confindustria Ceramica, Giovanni Savorani, atribuyó estos resultados a causas variadas como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el encarecimiento de los costes energéticos y a la consolidación de competidores, como China, cuya mano de obra es mucho más barata que la europea. Son factores muy similares a los que adujo recientemente el máximo responsable de Ascer, Vicente Nomdedeu, para hacer balance preliminar de un 2018 en el que las ventas rondarán los 3.600 millones, lo que supone un crecimiento del 1,5% respecto al año anterior.

Para mantener estos números, lo cual ya sería un éxito, será clave la evolución de la economía. Es decir, determinar si los factores que provocan la ralentización del comercio mundial son un resfriado pasajero o una gripe en toda regla. El mejor termómetro con el que cuenta el sector es, precisamente, la próxima edición de Cevisama, que se celebra del 28 de enero al 1 de febrero y cuyo montaje comenzó este jueves. Tanto Ascer como la propia organización de la feria confían en que el certamen sea «fructífero» en cuanto a ventas y que sirva para dar alas al sector, pero también hay empresarios que en privado muestran su temor a que durante el evento valenciano se confirmen unas perspectivas peores a las actuales. «En pocos días recibiremos a muchos clientes de todo el mundo, y podremos ver si estamos ante una caída de la demanda estacional o estructural», asegura uno de ellos, mientras otro apunta que la moderación del crecimiento es «normal» tras «años de fuerte pujanza».

MERCADO INTERNO

Para el sector será decisivo ver como evolucionan sus destinos exteriores más importantes (Francia y el resto de Europa y Estados Unidos, fundamentalmente), pero también un mercado nacional que supone un 20% de la facturación y que se comportó mejor de lo esperado en el 2018 al crecer un 7%.