La industria cerámica española, afincada en su mayor parte en el clúster castellonense, logró en el último año facturar 143 millones de euros más que en el 2018, al pasar de 3.597 a 3.740 millones de euros, pese a producir un 5% menos: 503 millones de metros cuadrados (m2) frente a 530, según los datos provisionales facilitados por la patronal Ascer.

El resultado encierra la buena noticia de que los precios medios de los azulejos se ha elevado en 10,44%, ya que se sitúan ahora en 7,4 euros por m2, cuando 12 meses antes eran de 6,7.

El lado menos positivo que aportan estos números surge al compararlos con los que maneja el sector italiano, tradicionalmente destacado por el alto valor añadido que logran incorporan a sus productos en el mercado. De hecho, el valor promedio del metro cuadrado de las baldosas cerámicas del país transalpino aún dobla casi el de las españolas, al colocarse en torno a 13 euros.

añadir valor // Un reto estratégico es, por lo tanto, conseguir vender más caro para mejorar la rentabilidad y lograrlo en un entorno global que es inestable, cuando la industria castellonense vende en otros países, fundamentalmente en Europa, tres de cada cuatro azulejos. El proceso de concentración que vive el clúster del que viene dando cuenta este diario es una de las tendencias que puede contribuir al éxito.

En todo caso, entre los desafíos que tiene planteado el sector para lograr ese objetivo clave se sitúa, como viene insistiendo la patronal Ascer y de lo que ha informado Mediterráneo, la necesidad de contar con un plan estatal de industria, ya que se ve con gran preocupación cómo pierde peso en el PIB, con solo un 12% en España.

Para diseñar ese plan piden un pacto de Estado por la industria, que apoye al tejido industrial, reduzca las trabas que se hallan las empresas en el desarrollo de su labor diaria, que impulse la competitividad y que respalde la inversión en innovación.

estabilidad y energía // Contar con un marco estable regulatorio en la energía, con costes ajustados e infraestructuras adecuadas para poder colocar el producto en los mercados internacionales, es otra necesidad urgente que, por ahora, el Gobierno no prevé resolver, al igual que ocurre con la petición de que se tomen medidas eficientes para paliar la carencia de personal cualificado para la colocación de la cerámica. Parecida es la situación, en este caso dependiendo de Bruselas, en lo relativo a la competencia desleal y las trabas comerciales en mercados estratégicos.