Hace veinte años bailar en Castellón se asociaba a Paquito el chocolatero en la plaza del pueblo. A eso y a moverse al ritmo de la música del bacalao, copa en una mano y cigarrillo en la otra, los sábados por la noche. Poco más. Hoy las cosas han cambiado radicalmente y miles de personas, de todas las edades y profesiones, bailan mucho más que el pasodoble. Nunca antes la afición al baile había sido tan popular y parte de la culpa la tiene la música latina. Su difusión ha sembrado el gusanillo por mover las caderas entre una población que ha perdido la vergüenza y ha dejado de estar agarrotada. Poco a poco, la oferta de clases de salsa, bachata o merengue en academias y gimnasios se ha convertido en algo normal, como también los locales nocturnos que organizan fiestas para bailar. Cada vez hay más.

Al ejército de niñas (son la mayoría) que cada tarde acude en Castellón a una academia para aprender danza clásica, flamenco o baile moderno se unen ahora toda una retahíla de personas de entre 30 y 60 años que han descubierto en el baile toda una filosofía de vida. Muchos dicen que mover el cuerpo escuchando canciones de Celia Cruz, Gloria Estefan o Romeo Santos les ha cambiado la vida. Ahora la viven diferente. Cuando salen no lo hacen para beber. Salen a bailar. «El auge es total. Cada vez hay más afición por una actividad que tiene muchísimas ventajas. Incluso hay médicos que la recomiendan por sus innumerables beneficios», apunta Ismael Sifre, profesor y gerente de la Escola de Ball Carisma de Vila-real, que desde hace más de una década enseña a alumnos de todas las edades a mover el esqueleto.

Del boom del baile también saben mucho en las academias de la capital. Nunca como hasta ahora habían enseñado a tantos alumnos y de perfiles tan dispares. «Los bailes latinos están pegando muy fuerte, hay un interés creciente», corrobora Valentín Gil, fundador, director y profesor de Castellón Baila, que cuenta con más de 250 alumnos, dsos locales y cinco salas en pleno centro de la ciudad.

Pero, ¿quién baila en Castellón y por qué lo hace? En las academias distinguen tres tipos de público. El primero está formado por alumnos de entre 8 y 30 años que aprenden coreografías de baile moderno. De eso saben mucho Toño Forner y Lucía Alarcón, fundadores de Locura, la academia de moda de Vinaròs y que da clase a unas 300 personas. «Enseñamos coreografías a mucha gente joven, pero también tenemos alumnas de 50 años. El baile está de moda y cada vez más personas se animan a probar», describe Forner. Pero Locura es mucho más que una academia. «Hacemos festivales y actuaciones benéficas en municipios de la comarca y cada dos años vamos a actuar a Disneyland Paris. Este año vuelve a tocar», aseguran.

EL ‘BOOM’ DE LA SALSA

A quienes aprenden coreografías para bailar la música que suena en radios y discotecas se unen los que practican flamenco, sevillanas o claqué. La mayoría (aquí también) son mujeres y bailan, para mantenerse en forma. Los gimnasios les aburren y, como no se ven con ánimo para salir a correr, han probado el baile. Es más divertido.

De todas las modalidades, la que se lleva la palma ahora en Castellón es el baile social. ¿En qué consiste? Se trata de personas que acuden a las academias para aprender a moverse al compás de ritmos latinos para después irse a salsotecas y fiestas donde se baila salsa, bachata y kizomba toda la noche. «Es un ambiente muy bueno y sano que te da la oportunidad de conocer a muchísima gente», explica Valentín Gil, de Castellón Baila, que gestiona también la sala Candilejas.

Eva Folch, de la academia Papa Rumba Moviments también habla de que cada vez hay más personas que se interesan por el baile latino. «Les permite desconectar y, además, les dan la oportunidad de conocer a gente», admite. Y esa es, también, otra de las razones que explica porqué el baile latino está tan de moda en Castellón. «Hay muchos divorciados y apuntarse a clases y salir a bailar es una opción para conocer gente», sentencia Maite Gómez, presidenta de CBE Benicarló.

Carlos Gutierrez lleva ocho años bailando salsa y bachata y solo habla maravillas. «Me va genial para desconectar de todo. Cuando bailas están tan concentrado que no piensas en nada más», describe este empresario de Morella que junto a un grupo de amigos fundó el grupo Mos va la salsa a Morella.

A quienes todavía no se han lanzado a la pista pero están pensando hacerlo les gustará saber que aprender a bailar no es nada complicado. «Si hay ganas no es difícil. Todo es cuestión de esfuerzo y un poco de paciencia, porque hay personas que les cuesta un poco más», argumenta Elena Duro, profesora de salsa en la academia Castellón Baila.