Que la mayor parte de las zonas boscosas de Castellón se encuentren en terrenos de titularidad privada es la razón que todas las partes consultadas aducen para justificar el estado de mantenimiento deficiente en el que se encuentran los montes de la provincia, lo que agrava el riesgo de incendios forestales.

Ya lo adelantó en Medi TV el alcalde de Torás, Carlos L. del Río, quien advertía de que su término municipal era «un polvorín» por la gran cantidad de restos vegetales que se acumulaban tras la gran nevada que sufrió la zona a principios del año 2017, que provocó la caída de miles de pinos, la mayoría de los cuales no fueron retirados en su día y que, tres años después, no solo son un combustible perfecto, sino que además propician la aparición y proliferación de plagas. Pero las circunstancias que se registran en esta localidad no son exclusivas de ese área. Una tesitura similar es la que afrontan otros pueblos como Torralba, cuyo munícipe, Fernando Barrachina, incide en que el problema no afecta por igual a toda su masa forestal, aunque reconoce que «hay dos o tres zonas que están muy mal».

ESCASO MANTENIMIENTO / En las zonas más habituadas a la nieve, el efecto no fue tan importante y, en consecuencia, no asumen este año un riesgo adicional de incendio. Sería el caso de Els Ports, donde alcaldes como el de Morella, de Cinctorres o Vilafranca aseguran que la situación es igual a la de otros años, y que entienden que con los trabajos de las brigadas de limpieza forestales, que empezaron a intervenir en octubre pasado, la prevención normal se ha aplicado, según informa Javier Ortí.

Esta normalidad que reporta cierta tranquilidad en algunas comarcas, contrasta con la que se vive en otros municipios como Lucena, El Toro y los ya mencionados de Torás, Torralba, donde la evidencia de que el monte no está en las condiciones más adecuadas generan mucha más inquietud a sus gobernantes. Son sus alcaldes los que inciden en el problema que plantean las limitaciones que se encuentra la administración pública para actuar en terrenos particulares.

Dice Fernando Barrachina, que en su término municipal, el 93% de la masa forestal está en fincas privadas. El Ayuntamiento solo es titular «de un 8 o un 10%», e incluso así «vamos actuando como podemos, intentamos mantener carreteras, pistas, sendas», lo que no soluciona el problema principal, que el define como «económica y social». Es de la opinión que «solo la iniciativa privada podría dar una salida» y anunció que existe un proyecto --en el que participan--, que estudia ceder a una empresa la gestión de los restos vegetales para la fabricación de combustible. Un proyecto en una fase muy iniciática.

El alcalde de Llucena, DavidMonferrer, coincide con sus homólogos en que «el monte sigue estando igual que hace tres años» y en su caso, todo el bosque es privado: «Si obligáramos a todos los propietarios a limpiar sus parcelas, sería una ruina total». En similar situación está El Toro. Su alcalde, Alberto Lázaro, asegura que «el mantenimiento es ninguno». Aunque se beneficia de subvenciones para la contratación de brigadas de limpieza, como otros tantos municipios, solo les llega «para limpiar algunos caminos», pero no la masa forestal. En su caso han pedido ya una ayuda para poder elaborar el plan de prevención de incendios.

Frente a este panorama, el alcalde de Villahermosa, Luis Rubio, señala que «la Administración debería propiciar la limpieza también en terrenos privados» con la implicación de empresas, como ha sucedido en su municipio, porque en las actuales circunstancias «la prevención de incendios en estos momentos es prácticamente nula».