Las últimas lluvias han obrado lo que para los agricultores de la Vall d’Uixó sería lo más parecido a un milagro, teniendo en cuenta que llevan desde el 2006 esperando a que la balsa de la Mezquita esté operativa. Casi 15 años de espera que podrían finalizar en cuestión de semanas.

El concejal de Agricultura, Fernando Daròs, lo confirmó ayer al decir que «la balsa ya está llena. Ahora solo falta que Aquamed certifique el 100%». Y es que, desde que acabaron las obras (años después de lo previsto), las pruebas de carga eran el último condicionante para permitir que esta infraestructura (ha costado 30 millones de euros, a pesar de que el presupuesto inicial ascendía a 17,5) empezara a ser útil.

DOS MESES MÁS / Tener la balsa completamente llena se quedará, por el momento, en una buena noticia que el Ayuntamiento y los regantes no van a tener más remedio que gestionar con nuevas dosis de paciencia. Y es que, de acuerdo con los protocolos establecidos para la seguridad de este tipo de infraestructuras hídricas, es necesario que transcurran dos meses adicionales en las actuales condiciones para «asegurar que no se producen roturas ni filtraciones». Solo entonces, Aquamed, entidad constructora y gestora, ratificará el visto bueno.

Tras esas ocho semanas, todavía quedará un último paso, el plan de descarga, aunque Daròs lo definió como «más sencillo», dado que al vaciarla se podrá recargar el acuífero --su objetivo principal-- o venderla a los regantes «a un precio razonable», algo pendiente de negociación.

Son 2 hectómetros cúbicos de capacidad que los agricultores de la zona llevan reivindicando desde mucho antes de que proyectaran la inversión para regular los excedentes invernales del río Belcaire y recargar los acuíferos, sobreexplotados y salinizados.