El 2017 va camino de convertirse en otro annus horribillis para quienes trabajan en banca. Y lo va a ser porque la cascada de cierres de oficinas, lejos de frenarse, acelera. Lo hace prácticamente en todas las provincias de España y también en Castellón, donde el ajuste continúa y solo durante los primeros seis meses de este año las entidades financieras clausuraron otras 31 sucursales. Lo llamativo es que pese a no tener precedentes, el recorte de oficinas y plantilla en que está inmerso el sistema está lejos de tocar fin, y los sindicatos pronostican más ajustes incluso durante el próximo 2018. Dos ejemplos: la integración de los servicios centrales de Banco Santander España y Banco Popular supondrá un ajuste de unos 2.165 empleados y Banco Evo anunció que solo mantendrá las oficinas de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao, por lo que cerrará 39 sucursales dentro del territorio nacional, entre ellas la de la plaza Cardona Vives de Castellón.

¿Cuántas oficinas bancarias quedan en la provincia? En junio de este año se contabilizaban en la provincia 340, según los datos que maneja el Banco de España. Son 31 menos que a finales del año pasado y 45 menos que a mitad del 2016, cuando había 385. La cifra está a años luz de la registrada en el 2008, cuando en la provincia estaban operativas 679 sucursales. Pero es que, además, es la provincia española que acumula un mayor recorte, dado que el tijeretazo que han dado los bancos en su estructura comercial ha sido del 50%.

Tras el recorte sin fin de oficinas, el número de sucursales bancarias (entre bancos, cajas y cooperativas) se sitúa ahora en Castellón a niveles del 1982, cuando el número era prácticamente el mismo, 341. Hace 35 años las cajas de ahorros aún tenían limitada su expansión y solo podían crecer en sus regiones de origen, aunque fue en 1985, a través de un decreto, cuando se permitió a estas entidades financieras expansionarse por toda España. Fue el pistoletazo que marcó el inicio de su crecimiento por todo el país, compitiendo sin límites territoriales con los bancos, y cuyas cifras se dispararon entre los años 2000 y 2008, periodo de gran aceleración económica y que tuvo al sector del ladrillo como el gran protagonista.

DOS grandes FACTORES // Aquella etapa acabó y desde 2008 la cifra de sucursales abiertas no ha dejado de menguar. Lo ha hecho por varias causas y una de ellas es coyuntural. El negocio bancario básico consiste en tomar depósitos de clientes a corto plazo a cambio de una remuneración y prestar ese dinero a largo cobrando un interés mayor: el beneficio es la diferencia entre esos tipos. Si los tipos son bajos o negativos como sucede ahora mismo, el esquema se tambalea, porque los ingresos se hunden, lo que ha obligado a las entidades a recortar gastos y a hacerlo de donde sea.

Otra de las causas tiene que ver con la irrupción de las nuevas tecnologías. Cada vez son más los usuarios que realizan su gestiones directamente desde el ordenador o con el smartphone y ya no acuden a las sucursales físicas. Así, los bancos han ido clausurando las oficinas de su red en los que observan menores índices de rentabilidad.

La consecuencia de todos esos ajustes no se ha hecho esperar y no hay ningún municipio en Castellón que ha sido ajeno a los recortes. No obstante, quienes más lo han sufrido son los pueblos del interior. Un dato basta para entenderlo: al menos en 64 localidades de la provincia ya no queda ninguna sucursal. Y lo peor es que dentro de unos meses podrían ser algunas más.