El propietario del bar Cullera de Nules, un local del polígono hortofrutícola de la Senda Mitjana, estaba ayer eufórico. No solo por haber repartido 1,2 millones de euros entre sus clientes, sino sobre todo por el hecho de que la mayoría de los agraciados «son gente trabajadora, gente de campo», que al haber adquirido en todos los casos décimos recibirán como mínimo 6.000 euros.

En momentos de tanta emoción cuesta hacer números, pero poco después de conocer que la suerte había pasado esta vez por su bar, aseguró que habrá vendido «unos 4.000 euros en lotería», lo que, en números redondos y haciendo un simple cálculo matemático, supondría la distribución de la nada desdeñable cantidad de 200 décimos.

No fueron pocos los que tras saberse afortunados se acercaron al Cullera para compartir la alegría y agradecer la elección de un número que para muchos será imborrable, el 24.982, del que la mayoría llevaban un billete en la cartera o en el bolso, aunque también hubo que reconoció haber comprado varios. Cuadrillas de collidors, agricultores, trabajadores de almacenes citrícolas... ese es el perfil de la mayoría de las personas que se hicieron con uno de los quintos del sorteo.