Ningún vecino sabe con seguridad por qué al barrio de La Guinea se le llama así, La Guinea. Algunos aluden a la miseria que rodeaba a esta zona de Castellón a mediados del pasado siglo, que recordaba a los soldados de Tetuán XIV al país, Guinea, donde algunos se desplazaban por ser una colonia española. Otros, muchos, no lo saben porque son extranjeros que viven allí hace solo unos años, un colectivo que ha sido el relevo de los inmigrantes murcianos, andaluces y aragoneses que llegaron al barrio entre 1955 y 1970 en busca de trabajo. Un barrio que, según el último informe de la tasadora TecniTasa, es el que tiene el metro cuadrado más barato de España.

Y es que por poco más de 30.000 euros, uno podría comprarse un piso de 100 metros cuadrados en dicha zona. Claro que ni por esas llegan nuevos vecinos a la Guinea, que corre un importante riesgo de sufrir un proceso de despoblación en los próximos años.

Precios de otra época, en definitiva, para un barrio de otra época. Lo atestiguan decenas de pequeñas casas unifamiliares abandonadas, edificios de varias plantas de más de medio siglo de antigüedad y una urbanización que remite a la capital de la Plana de los 80.

el origen // Los orígenes de la Guinea hay que buscarlos en la expansión de Castellón de principios de siglo, que fue desde el casco medieval hasta las afueras. Allí, junto al río Seco, empezaron a construirse casas los inmigrantes y personas sin recursos, al ser el terreno más barato. Los materiales constructivos no eran, por lo tanto, los mejores. Poco a poco, de los 50 a los 70, el barrio fue creciendo, pero sin un plan urbanístico como el que, por ejemplo, se acometió en la zona de Rafalafena tras la actuación del Ministerio de la Vivienda.

“Estamos dejados de la mano de Dios. La actuación del Ayuntamiento ha dejado mucho que desear durante mucho tiempo”. Lo dice un vecino, Enrique García, que vive en la Guinea desde los 14 años, y ahora tiene 71, por lo que sabe de lo que habla. “Esto ahora tiene muy poca vida. No hay casi comercios, y los que abren igual duran solo unos meses. Por si fuera poco, los jóvenes ya no vienen a vivir por aquí”, explica.

El problema del relevo generacional en el barrio es un tema que preocupa a los mayores. Como a Julián Arévalo, un cordobés de 81 años que llegó a la capital de la Plana en 1964 para trabajar en la agricultura. “En la finca de pisos en la que vivo, que tiene 60 años y está sin rehabilitar, habrá unas 30 familias, y todas están compuestas por personas mayores. La gente joven se está buscando la vida por otros sitios”, manifiesta.

En este sentido, el panorama no es halagüeño. Mercedes García, responsable de TecniTasa en Castellón, habla de una demanda prácticamente nula de compra de viviendas en la Guinea. “Se debe a varios factores, como por ejemplo el hecho de que muchos de los edificios sean antiguos y no tengan ni ascensor. Y eso que los bancos, que se han quedado gran cantidad de inmuebles, han intentado darles salida poniendo los precios muy bajos, sobre todo el año pasado y el anterior”, detalla.

En contra ha jugado también la rebaja general en el coste de la vivienda en la ciudad y el fin del “boom de la llegada de inmigrantes a Castellón, que es el colectivo que más casas ocupaba”.

‘okupas’ // De esta problemática deriva otra: las okupaciones. Los vecinos hablan de muchos inmuebles que, al quedarse vacíos, han sido ocupados de forma ilegal. El objetivo son tanto las viviendas unifamiliares propias de mediados del siglo pasado, de poca altura y uno o dos pisos, como los pisos en bloques. “Por aquí hay cuatro ocupadas”, explica una vecina señalando una calle, sin querer dar más detalles.

No todo es negativo, por supuesto. “Este es un barrio muy tranquilo. Además, desde que soterraron las vías del tren se vive mejor”, destaca Tere Melià, una optimista en el barrio más barato de España. H