Un estudio elaborado por las universidades Pompeu Fabra de Barcelona, de Castellón y de Valencia ha demostrado que el bilingüismo modifica las profundidades del cerebro a lo largo de la vida.

Hasta ahora, la investigación se había centrado sobre todo en los efectos del bilingüismo en la estructura de la corteza cerebral, en parte debido a que se comprende mejor su relevancia en el lenguaje y también por las limitaciones técnicas que, hasta ahora, impedían estudiar adecuadamente otras regiones cerebrales más profundas.

Sin embargo, según ha informado la Universidad Pompeu Fabra (UPF), en la última década se ha visto que precisamente estas estructuras profundas del cerebro (que forman la llamada "materia gris subcortical") son más importantes de lo que se creía a la hora de aprender, producir y percibir un lenguaje.

Miguel Burgaleta y Núria Sebastián son los coautores de un trabajo que ha tenido como objetivo demostrar esta posibilidad y han publicado sus resultados en la revista 'NeuroImage'.

El estudio lo han hecho investigadores del Centro de Cognición y Cerebro (CBC) del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC) de la UPF junto con investigadores de las universidades Jaume I de Castellón y de Valencia, así como con el Centro de Neuroimagen de la Welcome Trust Centro del University College of London (Reino Unido).

Los autores del trabajo partieron de la base de que el cerebro es un órgano plástico que adapta su función y estructura según la experiencia.

Varios trabajos anteriores habían apuntado que el cerebro de las personas bilingües presentaba ciertas peculiaridades como respuesta plástica a la experiencia lingüística, es decir, habían sugerido que la forma de nuestro cerebro cambia en función del número de idiomas en que podamos comunicarnos.

Burgaleta ha explicado que "usamos la técnica de resonancia magnética para obtener imágenes estructurales del cerebro de personas bilingües (catalán y español) y monolingües (español) y posteriormente investigamos sus diferencias".

Para que los dos grupos fueran comparables, los investigadores seleccionaron participantes con un perfil socioeconómico y educativo equivalente y que las diferencias observadas se pudieran atribuir exclusivamente al uso del lenguaje y no a otras variables.

"A continuación aplicamos un método innovador de análisis que nos permitió estimar, con alto nivel de precisión anatómica, dónde y en qué medida personas bilingües y monolingües difieren en su morfología subcortical", ha agregado Burgaleta.

Los resultados han revelado que los participantes bilingües muestran una expansión significativa en diversas estructuras subcorticales (ganglios basales y tálamo) y no se han encontrado regiones más expandidas en personas monolingües que en bilingües.

"Los resultados sugieren que estas estructuras podrían sufrir modificaciones a lo largo de la vida en base a nuestro uso del lenguaje, desarrollándose más a medida que nuestro repertorio lingüístico (más sonidos, vocabulario, gramática, etc. ) se vuelve más complejo, como ocurre en el caso de las personas bilingües estudiadas en esta investigación", según Burgaleta.