El discurso de austeridad y de reajustes a la baja con el que se estrenó el primer gobierno del Botànic en el 2015 choca cuatro años después con la nueva estructura que se está armando para un Botànic II cuyos partidos están engordando para colocar a sus cargos que habían quedado sin destino tras las elecciones. PSPV, Compromís y Unides Podem justifican la proliferación de nombramientos orgánicos en la eficiencia en la gestión ante un cuadro de mandos que califican de raquítico. Pero el argumento es difícil de sostener cara a la opinión pública.

El crecimiento de la estructura aprobada el pasado viernes es evidente con los números en la mano, a falta de detallar aún los nombres. El Botànic II tendrá 137 altos cargos (39 más que en el pasado mandato, lo que supone un aumento del 40%) y 116 asesores, 42 más que del 2015 al 2019 (un 57% más). Para sus sueldos habrá que destinar 13,3 millones.

En un organigrama tan extenso, los altos cargos responden a tres perfiles: técnicos independientes, políticos conocedores del campo asignado y mandos orgánicos de partido debutantes en la materia. A priori, los rasgos dominantes entre secretarías autonómicas y tercer escalón son la colocación de cuadros orgánicos y la continuidad de cargos.

En el caso de Castellón, se hacen hueco con esta estructura personas como César Jiménez, portavoz de Podem en la provincia que se había quedado descolgado tras un proceso de primarias y unas elecciones cuyos resultados no le beneficiaron. Ahora será secretario autonómico de Vivienda y Función Social. En un situación similar está Víctor Garcia, de l’Alcora. En el anterior mandato compartió alcaldía con el PSPV y fue diputado autonómico y en este es edil en la oposición de l’Alcora y director general de Infraestructuras Educativas. Además, repite Enric Nomdedéu como secretario autonómico de Empleo. Es un referente de Compromís en la provincia que no concurría a ninguna cita electoral y que continúa así en la estructura. También sigue el vila-realense Alberto Ibáñez como secretario autonómico de Igualdad y Diversidad (antes llamada secretaría de inclusión de la Agencia Valenciana de la Igualdad).

direcciones sin contenido // La duda que surge entre la eficiencia o la necesidad de ubicar a dirigentes está también a la vista de las más de 60 direcciones generales con competencias y denominaciones que carecen de contenido claro. ¿Es sostenible una dirección de coordinación del diálogo social, una de acción comunitaria y barrios inclusivos o una de innovación ecológica en la construcción? ¿Es eficiente que haya una dirección de medio natural y evaluación ambiental y otras dos de cambio climático y transición ecológica? ¿O que haya de calidad democrática y el fomento del autogobierno dentro de Cooperación al Desarrollo? ¿O que la vicepresidencia pase de siete a doce?

Para los socios del Botànic II, parece que sí, según insistieron ayer en la reunión de la junta de síndics de Les Corts. Explicaron que la estructura nueva es «transparente», contrastando con la del Partido Popular, con más gente y en la que no paraban de robar». Informa Alfons Garcia.