Ocurrió en Peñíscola durante el fuerte temporal de octubre del pasado año. Un pino de grandes dimensiones cayó como consecuencia del viento, y en su brusco descenso destrozó una de las escasas cabinas telefónicas que se conservan en la localidad. No volvió a su emplazamiento.

En estos momentos, Castellón conserva tan solo 190 terminales, según confirma Telefónica, empresa encargada de su mantenimiento. La cifra queda lejos de los cerca de 400 puntos registrados a mediados del 2015. Y la comparación es mucho más abultada respecto a los últimos años del pasado siglo, cuando se contabilizaron más de 1.000.

También es cierto que, si desaparecieran de la noche a la mañana, casi nadie se percataría de su ausencia. La compañía tecnológica menciona que la media de llamadas efectuadas «es de menos de una al día, y prácticamente el 100% de cabinas están lejos de ser mínimamente rentables».

MANTENIMIENTO / la encargada de la gestión --incluso había un mapa en internet para consultar dónde estaban-- pero ahora es Telefónica la que asume esta responsabilidad. Algo que podría cambiar en breve, ya que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia elevó la posibilidad de proceder a un cambio, ante el escaso uso. Sería el paso previo a un masivo desmantelamiento que, vistas las estadísticas, pocos echarán de menos.

Varios países europeos, como Francia o Dinamarca, ya dieron este paso, y el Código Europeo de las Comunicaciones Electrónicas ya no las considera imprescindibles. El móvil las desterró.