Algo tan cotidiano como subirse a un tractor, darle al botón de arranque, recorrer unos cuantos kilómetros y empezar a labrar la tierra es ahora más barato que hace un año. Lo es porque el precio del gasóleo B, el que utilizan los casi 4.000 agricultores y ganaderos de Castellón, ha bajado en los últimos meses aunque lo ha hecho en mucha menor proporción que el petróleo. Y arrancar el tractor sigue saliendo por un ojo de la cara.

Desde que el pasado mes de agosto el crudo alcanzara su mayor precio en el periodo más reciente, situándose en 51,37 euros los 100 litros, su cotización se ha recortado casi un 57%, puesto que ahora cuesta 20,16. El gasóleo B, en cambio, solo vale 38 euros menos por cada 100 litros o, lo que es lo mismo, un 40% menos. “En el último semestre el gasóleo agrícola ha pasado de costar 91,03 €/100 litros a 53,69, con lo que sigue habiendo una diferencia de un 16%”, apuntan desde la Unió de Llauradors. Esa desproporción en los precios coincide, además. en un momento de alza en el consumo. Agricultores y ganaderos consumieron en el 2015 32.075 toneladas de gasóleo, un 4% más que el año anterior.

Pero, ¿por qué cuando se hunde el precio del petróleo se nota menos en el bolsillo del consumidor? La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) define este fenómeno como efecto cohete-pluma, es decir, el precio del carburante sube como un cohete cuando lo hace el petróleo pero baja despacio como una pluma cuando cae. Un hecho que influye directamente en los agricultores, pues el coste del combustible representa un imput productivo importante.

REBAJAR LA PRESIÓN FISCAL // Ante esta situación, organizaciones agrarias como La Unió ya han elevado la voz de alarma y vuelven a reclamar una rebaja de la presión fiscal, ya que los impuestos sobre el combustible representan una proporción significativa del precio. “Una proporción que, además, ha crecido del 26 % del precio en poste en agosto del 2014 hasta un 32% el pasado enero”, subrayan desde la Unió.

Ante esta situación, los agricultores proponen dos soluciones. Una va dirigida a las petroleras, que deben repercutir el descenso del crudo. La otra tiene como protagonista al Gobierno, a quien La Unió reclama una rebaja urgente de la presión fiscal. H