He visto la calle Navarra y he podido comprobar que las obras están muy avanzadas. Cuando instalen todo el arbolado y jardineras me da la impresión de que quedará una calle atractiva y de cierto encanto. Ahora bien, en la práctica, es decir, en lo que al tráfico se refiere, temo que ya será harina de otro costal.

Antes, recordarán ustedes que esta calle tenía dos vías de circulación en el mismo sentido y, aun así, todos los días se producían embotellamientos. Ahora sólo hay una y el resto queda para zona azul y ajardinada.

Si las colas para acceder a la calle Navarra desde la ronda Mijares y avenida Doctor Clará eran muy importantes, después de la remodelación, pueden llegar a ser gloriosas. Y si a esto añadimos que, según me cuentan, hasta septiembre no estará en condiciones de ser utilizado el nuevo aparcamiento subterráneo, los vecinos deberán guardar el coche en el bolsillo.

Seguro que se ha conseguido una calle más bonita con profundo alarde ajardinado, cosa que hay que agradecer, pero que en nada mejorará el tránsito por este céntrico sector de Castellón; al contrario.