La ola de frío que afecta a la provincia estos días ha provocado que muchas entidades sociales intensifiquen sus acciones solidarias para ayudar a aquellas personas que tienen que enfrentarse a las gélidas temperaturas sin disponer de un hogar. Un ejemplo es el Café Solidario de la Cruz Roja, en marcha desde el 2005, un proyecto exclusivo de Castellón a nivel provincial en el que la oenegé suele recorrer las calles de martes a viernes de forma itinerante en busca de dar apoyo y asistencia a quienes más lo necesitan. Sin embargo, la amenaza de los bajos valores térmicos ha hecho que la entidad amplíe el servicio también a los fines de semana.

Silvia, Carlos, Héctor y María José dejaron a un lado el jueves por la noche sus quehaceres habituales para patrullar Castellón por una causa solidaria. Ellos cuatro, junto a otros 36 voluntarios, son el alma máter de este programa. Con una furgoneta aprovisionada de agua caliente --previamente recogida en el Bar Els Ibarsos--, sobres de café y chocolate con leche, sopa, mantas, calcetines, calzoncillos y sacos de dormir, los voluntarios de Cruz Roja, parada tras parada, no solo intentan ofrecer algo caliente que llevarse a la boca a los sin techo: saben sus nombres y se preocupan por su situación. «Hay gente que agradece más una conversación y un rato de compañía que la propia comida», comenta María José.

El itinerario que realizan suele estar ya prefijado, pero siempre es flexible. «En función del tiempo y de los recursos, nos gusta intentar descubrir nuevos puntos en el que pueda haber alguien que necesite ayuda», dice Carlos.

La media de diaria es de unas 20-25 atenciones y los hombres siguen siendo la gran mayoría de personas que encuentran. Muchos de ellos, comentan, son extranjeros y proceden de países del Este y del Magreb, aunque cada vez advierten que hay más españoles y jóvenes, con un abanico de edades que va desde los 28 hasta los 70 años. Sin olvidar los casos de gente con problemas de adicción a la bebida y con trastornos mentales, los cuales «exigen siempre un plus de paciencia y dedicación», indica Héctor.

Acabado el recorrido cerca de la medianoche, los cuatro voluntarios de Cruz Roja coinciden en el aspecto que más les ha sorprendido de los sin techo durante el tiempo que llevan colaborando en el programa: su alegría. «Son conscientes de la situación por la que atraviesan, pero aun así, siempre se les ve felices y con una sonrisa en la boca», explica Silvia.

EL ROPERO SOCIAL / Por otra parte, el ropero social de Cáritas está a tope estos días de frío ya que son muchas las personas con escasos recursos que se acercan hasta estas instalaciones en busca de ropa de abrigo. De hecho, las chaquetas, las mantas, los edredones y los sacos de dormir son los más reclamados con el fin de hacer frente a las bajas temperaturas de estos días. «Todo es bien recibido, además de calzado», explica Marisa Vilarroig, responsable de Comunicación y Sensibilización de Cáritas Castellón.