Cierre de campaña. Otra vez. La tercera del año y la cuarta desde el 2016. El hastío parece no llegar solo al ciudadano, con un alto índice --calculan-- de indecisos y de probable abstención, sino también a los partidos.

Un somero repaso a la hemeroteca revela que, como mínimo en Castellón, los partidos lanzaron este viernes, a 48 horas de la apertura de las urnas, más o menos el mismo mensaje que al inicio. Desde el PSOE, que aspira a un tercer escaño en el Congreso; hasta el PP que se erige de nuevo como el único partido capaz de echar a Pedro Sánchez de la Moncloa; hasta Ciudadanos, que promete «poner en marcha Castellón», pasando prácticamente por todos los demás. Sin cambios, al igual que ocurre con los candidatos: son los mismos que para el 28-A.

Encabezan los carteles Susana Ros en la papeleta socialista; Óscar Clavell en la popular; Marta Sorlí en Més Compromís (de la mano de Íñigo Errejón); Sandra Julià en Ciudadanos (Cs); Marisa Saavedra por Unidas Podemos; y Alberto Asarta por Vox, en lo que se refiere a las principales opciones, las que en estos momentos ya cuentan con representación.

Este ritmo de repetición puede ser una de las claves para comprender por qué una campaña tan corta, la más breve de la historia de la democracia, con solo ocho días de duración, ha acabado por hacerse larga.

No hay relevo en los nombres, tampoco en los mensajes, y sí enrocamiento en las posiciones, lo que lleva a que la incertidumbre sobre las posibilidades de que mañana, domingo, las urnas dibujen un mapa que permita formar un Gobierno estable sea, si cabe, sensiblemente mayor que hace solo seis meses.

Castellón sí ha vivido la presencia de no pocos líderes y candidatos nacionales durante la campaña, sobre todo socialistas, que se han cerrado con el mitin de Pedro Sánchez el pasado jueves.

La polarización

La polarización de los bloques de izquierdas y derechas parece no variar, cuando los sondeos, tras la entrada en escena de nuevos elementos, como la sentencia del procés y sus consecuencias; la exhumación del golpista y dictador Francisco Franco; o la irrupción de otro partido en la izquierda; apuntan al crecimiento de socialistas y populares, un hundimiento de Ciudadanos y Podemos y el alza de Vox.

Con este panorama, tanto el PSOE como el PP han llamado al voto para cada uno de sus partidos como el único útil para agrupar los respaldos de uno u otro signo que, al final, permitan romper el prolongado bloqueo institucional que tanto le cuesta a España y, por supuesto, a Castellón. Todos a la espera de que la clase política sea capaz de formar un ejecutivo estable y se activen inversiones y proyectos que ahora están paralizados porque el Gobierno solo lo es en funciones.

En juego

Es precisamente ese desbloqueo de iniciativas clave, como son para Castellón la ampliación de la CV-10, los nuevos accesos a la AP-7 una vez liberada o que Aena asuma la gestión de un aeropuerto que tenga un enlace con el hub de Madrid, lo que está en juego en las urnas este domingo. Si la enquistada polarización se mantiene, lo más probable dentro de la acusada incertidumbre, la partida volverá a estar en manos de los cargos políticos que, hasta ahora al menos, han fallado al ciudadano.