Tras una primera parte de la campaña centrada en las clementinas muy floja, un tímido halo de esperanza reaparece entre los productores citrícolas de Castellón. El motivo es que tras las vacaciones navideñas comenzará la cosecha de naranjas, con mejores expectativas que la de clemenules en cuanto a precios, calibre y salida en los mercados exteriores.

El vicepresidente de Asociex, Pasqual Pla, apuntó que las lluvias de octubre fueron en general beneficiosas para estas variedades grandes, pues pese a que pueden aparecer casos aislados de pixat, les sirvió para ganar tamaño. Asimismo, otras fuentes empresariales indicaron que la demanda europea también se ha normalizado con la consolidación de unas temperaturas típicamente invernales en buena parte del continente europeo que, además, han llegado para quedarse varias semanas.

En cuanto a los productores, también respiran aliviados porque, según explicó el secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, los primeros tratos que se han hecho públicos en las lonjas se sitúan «entre los 25 y los 28 céntimos por kilo». Esto supone que, en algunos casos, la cifra dobla al valor que ha obtenido la mayor parte de las clementinas, que en los mejores casos ha alcanzado los 18 céntimos y en algunos no ha llegado ni a los diez.

CAMPAÑA ORDENADA // A este incremento del valor contribuye el hecho de que esta segunda parte de la campaña está, según Peris, «mucho más ordenada al no existir ninguna variedad con un tonelaje similar a la clemenules», capaz de inundar el mercado. A ello se suma que la presión de competidores exteriores es menor.