Tres frailes conforman la comunidad de los Padres Carmelitas ubicada en la calle Ros de Ursinos y a cuyo cargo tienen la parroquia de Nuestra Señora del Carmen. El hermano Miguel es el actual superior de los congregantes y asegura que su presencia en Castellón “tiene fecha de caducidad”. Y es que la que llegó a ser una de las comunidades religiosas de mayor supremacía en cuanto a número de miembros en Castellón tiene los días contados.

Como el resto de las órdenes religiosas con presencia en la capital de la Plana, “la falta de vocaciones y una edad avanzada de la mayoría de sus miembros ponen en peligro la pervivencia de estas comunidades cristianas y pastorales. Junto a la parroquia, el vetusto edificio del convento, que llegó a ser seminario y colegio concertado, el recordado San Juan de la Cruz, languidece y se desmorona. Es consciente de que los tiempos de esplendor y catolicidad no regresarán más. H