El año pasado 37.918 castellonenses fueron atendidos en la sanidad pública por problemas de salud mental, cuyo día mundial se celebra el jueves 10.

Según datos de la Conselleria de Sanidad, los castellonenses protagonizaron el año pasado 131.530 consultas relacionadas con esta problemática. De ellas, 103.464 fueron en atención primaria y el resto, especializada. Un total de 2.430 fueron menores atendidos en las distintas unidades de psiquiatría infantil.

De los 1,5 millones de envases dispensados en último año en la provincia de fármacos relacionados con la salud mental, el 73% se concentra en ansiolíticos (39%) y antidepresivos (34%).

Rafael Mora, jefe de área de salud mental del Hospital Provincial de Castellón, explica que «los trastornos mentales más frecuentes son los llamados comunes, la ansiedad y depresión, que pueden afectar a un 10% de la población. Incluso se calcula que hasta un 20% de casos en las consultas de cabecera son por este motivo. Sin embargo, los más graves son la esquizofrenia y el trastorno bipolar, menos frecuentes, pero con un problema para el funcionamiento en el día a día mucho mayor. De cada 100 personas, cuatro sufren un trastorno bipolar, una, esquizofrenia y 10 ansiedad o depresión, agrega.

Asimismo, señala que probablemente están infradiagnosticadas. Ello puede ser porque el paciente no busca ayuda porque no es consciente de sufrir una enfermedad. Es lo que ocurre con los trastornos graves. El afectado no sabe que está enfermo y cree que sus ideas delirantes o alucinaciones son reales. Los allegados pueden darse cuenta pero el proceso de pedir ayuda puede ser costoso. También puede pasar con los aquejados por trastornos de ansiedad o depresión, piensan que tienen que superarlo por sí mismos y pueden pasar meses o años sin buscar ayuda e incluso llegar a creer que no tienen remedio y, en algunos casos extremos, incluso llegar al suicidio.

Sin embargo indica que «existen tratamientos, además con una eficacia igual o superior a cualquier patología médica». «Usamos fármacos muy útiles y psicoterapias muy potentes que ayudan a mejorar la depresión, ansiedad y trastornos mentales graves». El objetivo, también en estos últimos, es que la persona recupere la mayor normalidad posible, siga estudiando o trabajando... Se puede conseguir».

Sin embargo, «persiste el estigma, que muchas veces es tan malo como la propia enfermedad». Por un lado, la sociedad tiende a asimilar al enfermo mental con un loco, que es peligroso o que hace cosas raras. Algo que no es cierto. Puede mostrar una conducta inadecuada en fases agudas pero el resto del tiempo es normal. Además, añade, que le puede pasar a cualquiera. «Nadie se libra de la lotería. Muchas veces el paciente tiene el autoestigma: se niega a reconocerlo, siente vergüenza o bien intenta retrasar el diagnóstico, lo que puede provocar que no siga los tratamientos».

El jueves 10 a partir de las 17.00 horas se celebrará un acto en el Edifici Quatre Cantons de la Fundació Caixa Castelló convocado por la asociación Afdem.