Casi una cuarta parte de la población adulta castellonense se declara consumidor de medicamentos sin antes haber consultado previamente con su médico de cabecera; de éstos, el 30% admite consumir antibióticos sin que detrás exista la recomendación del facultativo. Los últimos datos que maneja el Ministerio de Sanidad hacen ver una elevada incidencia de la automedicación y el fácil acceso que tienen los usuarios para adquirir los fármacos de prescripción obligatoria y recoge el dato de que uno de cada diez ingresos hospitalarios que se producen se debe al mal uso de los fármacos, es decir a la automedicación.

El problema ya no radica en la dispensación en farmacias de estos últimos medicamentos, sino al propio uso inadecuado de los pacientes. Las personas que culminan un tratamiento deben descartar el producto sobrante y entregarlo para su reciclado en las propias oficinas de farmacia. “Y aquí viene el problema, puesto que, en algunos casos, los antibióticos se utilizan como si se tratara de un simple analgésico, sin atender a su eficacia y a los efectos secundarios que pueden llegar a acarrear”, según se explica desde la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios del Ministerio.

En cuanto al número de personas declaradas como alérgicas a los antibióticos en la provincia, su número varía entre el 3 y el 5%, aunque los especialistas subrayan que su número podría ser mayor ya que o bien hay “individuos que desconocen esta circunstancia o bien solo es alérgico a un determinado medicamento ya que, en muchos casos, hablamos de distintos tipos”, según las mismas fuentes, que recuerdan que una automedicación eleva la resistencia bacteriana a ciertos antibióticos, lo que supone una reducción de la eficacia terapéutica y, al mismo tiempo, la aparición de cuadros clínicos de difícil tratamiento con los medicamentos actuales. H