Ayer fue un día triste para la ciudad. Castelló despidió al padre Ricardo con una capilla ardiente en el ayuntamiento, ya que era hijo adoptivo de la ciudad, y el posterior funeral en la concatedral de Santa María, que se llenó de decenas de personas, dejando constancia de lo querido que era. La alcaldesa, Amparo Marco, destacó la dedicación de este sacerdote en la «lucha contra la pobreza» y su ejemplo por «anteponer siempre el sentido de la solidaridad en su vida, la misma que dedicó a los más vulnerables», añadió.

La munícipe pronunció estas palabras al término del acto de despedida al que también asistieron el presidente de la Diputación, José Martí; el conseller de Educación, Vicent Marzà; el exalcalde Alfonso Bataller y miembros de la corporación. Decenas de vecinos se acercaron a la capilla ardiente para dar el pésame a los familiares.

El obispo de Castellón, Casimiro López Llorente, fue el encargado de oficiar la misa (acompañado de más de una veintena de capellanes) y remarcó que «el padre Ricardo era un sacerdote ejemplar, que formó parte del patrimonio espiritual del presbiterio de Segorbe-Castellón, de la diócesis y de la ciudad», y añadió que «encontró en la eucaristía la fuerza para servir a los más necesitados».

En cuanto a las distinciones, Ricardo García también recibió la del Mérito Solidario, la Medalla de Plata de la provincia de la Diputación y la Alta Distinción por parte de la Generalitat. Como evocó Antonio Gascó, cronista de la ciudad, para él «los premios solo le ayudaban a despertar conciencias en la gente».

El féretro del sacerdote fue trasladado desde el ayuntamiento hasta la concatedral de Santa María en coche oficial, a petición expresa de la familia, que no quiso que fuera portado a hombros. Una vez allí, las autoridades, vecinos, familiares y amigos comenzaron a entrar hasta ocupar cada rincón de la iglesia mayor.

El templo abrazó muchos rostros llenos de emoción para rendir un homenaje merecido al padre Ricardo, fallecido el viernes a los 89 años. Ricardo García nació en Forcall en 1930 y fue ordenado en Tortosa en 1953. Actualmente, era capellán de la Obra Social de Integración del Marginado. Montse Conesa, vecina de su pueblo natal, declaró ayer emocionada que el padre Ricardo era «el padre Ángel de Madrid en Castelló», subrayó.