Las tascas de Castelló, declaradas como Zona Acústicamente Saturada (ZAS) en el año 2010, están sujetas desde entonces a unas medidas correctores de los niveles del ruido por las que se han tenido que someter a una serie de restricciones que han afectado directamente en los negocios, de forma negativa, como han denunciado reiteradamente los hosteleros. En algunos casos, hasta el punto de cerrar el local.

Y con la bajada de la persiana, ha disminuido también el ruido. Algo que, paradógicamente, podría abrir una vía para revitalizar la tradicional zona de las tascas, ya que podría conllevar la eliminación de la ZAS, y con ello se levantaría el veto a conceder nuevas licencias de apertura, ya libres de limitaciones. Es lo que auguran que puede pasar en la calle Isaac Peral, donde en los últimos años han cerrado El Mejillón y La Cueva, y en la última semana, tras una orden de cierre, lo ha hecho también Cerverinos (antiguo Cantó del Vi), como adelantó ayer este periódico. «Presumiblemente los niveles sonoros bajarán y eso servirá para ver si se elimina la zona ZAS en esa calle», explican fuentes municipales. Con ello, matizan, en el caso de Cerveceros «podría adecuar el local y solicitar una licencia de tasca para poder abrir, ya que ahora se ha ordenado el cierre por su situación irregular, ya que no tiene una licencia de tasca». Un extremo que desde la gerencia del negocio no comparten, alegando que «cumplen la legalidad y con la licencia de comercio de conveniencia, con derecho a la venta de comida y de alcohol».

Si finalmente la calle Isaac Peral sale de la Zona Acústicamente Saturada, quedaría acotada únicamente como ZAS la calle Barracas, donde actualmente se concentran las tascas. El objetivo, a la larga, es conseguir la eliminación total. Al margen de las tascas, la otra zona que supera los niveles de contaminación acústica en la ciudad, es la de Lagasca.