Castellón, tierra de acogida. La provincia asila a 36 personas procedentes, mayoritariamente, de Ucrania, Rusia y la República Centroafricana. Han ido llegando desde el pasado mes de octubre derivadas por el Ministerio de Interior a través de la oenegé Accem, la única entidad de acogida en Castellón --aunque en la Comunitat operan también Cruz Roja o CEAR--, que mantiene hoy por hoy “todas las plazas ocupadas” de sus siete pisos de acogida en alquiler. Marta Albiol, delegada de Accem en Castellón y Comunitat, explica que “el Servicio de Acogida Temporal les da cobertura a un amplio abanico de necesidades, desde el primer alojamiento y la manutención, a formación, asesoría jurídica o laboral, que busca una intervención integral encaminada a su autonomía”.

“Se les da una cobertura mínima de seis meses y máxima de un año, después se les facilita la integración con ayudas”, señala. “Ahora mismo no hay plazas, ni sabemos cuándo las va a haber, porque hay personas que están a la espera de papeles, de una ampliación, de un trabajo...”, señala.

Es por esta circunstancia que Castellón se ha quedado fuera de la nueva entrada de refugiados sirios, 20 en la Comunitat, que se han derivado a otras ciudades. “No descartamos la acogida, pero primero tienen que haber plazas y que el Ministerio los derive”, dice. Explica que “unos piden protección internacional porque su país es pasto de un conflicto bélico y huyen, otros porque les persiguen por su ideología religiosa, activismo político o por una cuestión de género. No hay un perfil generalizado, sino que hay uno por persona exiliada”.

Y pone el acento en que la demanda es “muy alta”. Con respecto al 2015, el incremento de solicitudes “ha crecido más de un 120%, una salvajada”, y reclama “más medios”. Esta misma semana, Accem, invitada por el Colegio de Trabajadores Sociales de Castellón, explicó el proceso de acogida. Los profesionales del sector reclaman “una intervención urgente que visualice y ponga fin al drama de quienes han tenido que huir de su país”.