L as precipitaciones de ayer, que dejaron 21,8 litros por metro cuadrado en apenas veinte minutos a su paso por Castelló y también atravesaron otras localidades de la provincia, darán el testigo a un otoño más cálido y seco de lo habitual como evidenciará la jornada de su inicio, el martes 22, cuando la probabilidad de lluvia será baja o nula, algo que se extenderá durante gran parte de la próxima semana, aunque podría desarrollarse algún frente próximamente.

Además, tal y como explica el catedrático de Meteorología de la UJI, José Quereda, «la estabilidad y el sol será la tónica predominante todo este fin de semana», con máximas rozando los 30 grados en el litoral y noches cálidas, pero menos que días pasados, dejando un ambiente casi estival.

Así el verano del 2020 llegará a su fin, marcado más allá de la pandemia por resultar muy cálido e incorporarse a la lista de los diez periodos estivales más calurosos desde que se inició la serie de datos en el 1950, con una media de 23,6 grados, aunque todavía por debajo del 2003, cuando tuvo lugar el más caluroso de la historia. No obstante, destaca que seis de las diez marcas de temperatura media más elevada se hayan producido en los últimos diez años.

Según detallaron ayer desde la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), a pesar de este carácter, no se ha producido ningún episodio de calor extremo generalizado que haya afectado a todo el territorio. Si bien, de las tres capitales autonómicas solo Castelló superó la barrera de los 35 grados entre los meses de junio y agosto, sobrepasándola en apenas una décima el pasado día 23 de julio.

A su vez, el verano tampoco se ha caracterizado en esta ocasión por las tormentas, pero algunas han ido acompañadas localmente de fenómenos adversos, como ejemplifican los que sufrieron los vecinos de Vilafranca el pasado 28 de agosto, con una gran cantidad de precipitación acumulada en un breve periodo de tiempo.

Se trata pues del cuarto periodo más cálido de las anotaciones históricas, solo por detrás de los veranos del 2003, 2015 y 2017. La misma situación es exportable al conjunto del territorio nacional, donde también se ha elevado la temperatura en el mar.

Sin embargo, el sur peninsular ha sido la zona que más ha sufrido el estrés térmico durante los tres últimos meses, superando allí incluso las cifras del 2003, al que se la asocia una alta mortalidad. H