Cuando la provincia apenas ha realizado el recuento de los daños del último episodio de fuertes lluvias, que dejó cantidades importantes de granizo en localidades como Onda, una nueva gota fría aparece en el horizonte inmediato. Las precipitaciones volverán a ser protagonistas en Castellón a partir del sábado por la tarde, aunque mañana podría llover con menos intensidad, y la previsión amenaza con una continuidad hasta el miércoles.

El catedrático de Climatología de la Universitat Jaume I, José Quereda, explica a Mediterráneo que el pronóstico es que una DANA o gota fría se sitúe sobre Castellón y el resto de la Comunitat, provocando un nuevo cambio de tiempo. Estas situaciones se dan cuando existen masas de aire frío en las capas altas de la atmósfera que se mezclan con vientos cálidos en superficie.

Ante esta situación, la Agencia Estatal de Meteorología ha activado la alerta amarilla por precipitaciones para el domingo en toda la provincia de Castellón. La alerta estará activada entre las 06.00 y las 18.00 horas.

TORMENTAS DESDE EL SÁBADO

No obstante, Quereda no espera cantidades muy elevadas de precipitación en el conjunto del territorio porque los contrastes térmicos que se producirán «no son de gran intensidad». En este sentido, prevé que la lluvia no caerá, «salvo en casos muy localizados y en el interior de la provincia, con demasiada fuerza». Así, a partir del sábado por la tarde ya se se generarán núcleos tormentosos que pueden dejar entre 30 y 40 litros por metro cuadrado en zonas montañosas y hasta 10 litros en puntos de la costa.

La inestabilidad seguirá el domingo y, según Aemet, puede prolongarse hasta al menos el próximo miércoles. Las temperaturas seguirán siendo muy similares a las de los últimos días, con mínimas que en el litoral oscilarán entre los 15 y los 17 grados y máximas que pueden llegar a los 25 o 26. En el interior, las temperaturas seguirán sin cambios hasta el martes, cuando habrá un descenso de los registros máximos, que bajarán de 20 a 15 grados.

Las últimas lluvias provocaron daños en el sector agrícola y afectaron sobre todo a los cítricos. La Unió de Llauradors situó las pérdidas en dos millones de euros.